El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha subrayado este lunes la profunda división que hay entre las fuerzas independentistas, como demuestra el hecho de que no se pongan de acuerdo ni siquiera para desarrollar conjuntamente una huelga de hambre, en alusión en que ningún miembro de ERC participa en la protesta.
Así se ha pronunciado en una conversación informal con periodistas en la copa de Navidad que ha ofrecido en el Palau de La Moncloa, en qué también ha subrayado que es su obligación mantener una relación lo más normalizada posible con el presidente de la Generalitat, Quim Torra, aunque no sea el mejor interlocutor en Catalunya.
Sánchez todavía no ha decidido si asistirá a la cena de este jueves, antes de la reunión del Consejo de Ministros en Barcelona, organizada por Fomento del Trabajo, la principal patronal catalana, y en la cual sí que asistirán al menos algunos de los ministros económicos de su gobierno.
Tampoco ha podido avanzar si finalmente tendrá una entrevista bilateral con Torra aprovechando su presencia en Barcelona, cómo la tuvo con la presidenta andaluza, Susana Díaz, cuándo el Consejo de Ministros se reunió en Sevilla. La pelota está en el tejado de Torra porque Sánchez está dispuesto a verse con él.
El presidente del Gobierno español es también uno de los 40 principales líderes europeos a los cuales los presos políticos han enviado una carta explicando su situación, los motivos de la huelga de hambre y las vulneraciones de derechos básicos por parte de España en el marco de una campaña de internacionalización por denunciar su situación.