El presidente español, Pedro Sánchez, se ha presentado a la reunión con el president, Quim Torra, en el Palau de la Generalitat con un guion de perfil autonómico bajo el título "agenda para el reencuentro". Se trata de un documento de tres páginas, según fuentes de la Moncloa, que se desglosa en propuestas concretas.
A partir de esta agenda, Sánchez propondrá a Torra abordar seis puntos: diálogo político y regeneración institucional, financiación autonómica, mejora de la cooperación, política social y apoyo a los servicios públicos, impulso a las infraestructuras y apoyo ante catástrofes naturales.
Por su parte, Torra no lleva un documento a la cita pero sí los puntos concretos que quiere abordar, y que ya pactó en un encuentro con los partidos y las entidades independentistas.
El presidente español ha llegado puntual a las 12 del mediodía. Torra lo ha recibido en la plaça Sant Jaume, blindada, bajo el balcón donde cuelga la pancarta con el lema Libertad de expresión y de opinión. "Presidente, como estás", le ha saludado Sánchez al bajar del vehículo.
Acto seguido, han pasado revista a los Mossos de gala y han subido por la escalera de piedra hasta la galería gótica donde han posado ante las cámaras antes de entrar en el Salón de los Diputados donde se celebra la reunión.
Torra ha regalado al presidente español la obra de Lynn Hunt, Inventing Human Rights, y Libertad y sentido de Lluís Solà.
Desde el Gobierno español se ha intentado los últimos días rebajar el perfil del encuentro, que se sitúa como una previa a la mesa de diálogo que pactaron a PSOE y ERC para facilitar la investidura del líder socialista.
Sánchez ha aterrizado en Barcelona con una agenda repleta de reuniones, que incluye la alcaldesa de Barcelona, la presidenta de la Diputación y representantes sindicales y económicos, además de un encuentro en la sede del PSC.
La plaça Sant Jaume y sus alrededores se ha blindado para recibir a Sánchez en el Palau de la Generalitat, en la primera visita de un presidente español a la sede del Gobierno catalán después de más de doce años. No obstante, desde el interior del edificio se pueden escuchar las protestas en la calle.