Los presidentes del Gobierno y de la Generalitat, Pedro Sánchez y Quim Torra, han acordado reactivar la comisión bilateral Estado-Generalitat, que no se reúne desde el 2011, para estudiar el levantamiento de vetos ante el Tribunal Constitucional sobre leyes catalanas relativas al cambio climático, o sociales ―pobreza energética―, además de otros grupos de trabajo entre ambas administraciones, sobre infraestructuras ―el corredor mediterráneo―, hacienda y transferencias, durante la reunión que han mantenido este lunes en la Moncloa por espacio de dos horas y media, según ha informado la vicepresidenta Carmen Calvo.
Según fuentes próximas a Sánchez, el ambiente encuentro ha sido "serio", sin embargo "mejor" de lo que se esperaban, ante la crisis que ha vivido el Estado, con la declaración de independencia, el 1-O, el encarcelamiento del anterior Govern y el 155. En la Moncloa son conscientes de que Torra continúa con la voluntad de emprender el proyecto independentista, pero insisten que ante el "conflicto político, respuestas políticas": ofertas y comunicación, de modo que han acordado mantener una "comunicación fluida y normalizada y que no se produzca ningún cortocircuito" en ella, según ha dicho Calvo.
De hecho, la comisión bilateral será presidida por la ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, y Sánchez se compromete a visitar Catalunya con frecuencia, para acabar con "estos siete años de desencuentro" y seguir la "normalización de las relaciones" y la "naturalidad" de trato, según los ha calificado Calvo. Por ese motivo, el presidente del Gobierno asistirá a una próxima reunión en Barcelona, en el Palau de la Generalitat con Torra. Las "relaciones leales" también pasarán porque Sánchez se compromete a asistir a los actos oficiales por los atentados de la Rambla del próximo 17 de agosto.
La cuestión es que el Ejecutivo ha huido de la discrepancia pública. Es más, ha evitado valorar que Torra haya roto las relaciones con la Casa Real y ha recordado que el Rey es el Jefe del Estado. Segundo, ha explicado que el president ha hecho menciones al derecho de autodeterminación, pero que este "no existe". Ahora bien, Sánchez no lo habría dicho así al dirigente catalán, sino que la forma sería enfatizar que el límite era la unidad de España, la Constitución y el Estatut. Incluso, Calvo ha respondido que era un "encuentro institucional", al ser preguntada por si mantenían la acusación que Torra era un "racista".
Sin embargo, la vicepresidenta ha reconocido que el dirigente catalán seguía en sus posiciones republicanas, lo que era "público y conocido por todo el mundo". "No es novedad que el presidente de la Generalitat tiene una coalición de gobierno independentista, pero Catalunya puede mejorar muchas expectativas", ha deslizado Calvo sobre la agenda propuesta a la reunión. Esta ha insistido en que "no es una situación sencilla, hacen falta inteligencia, prudencia y paciencia de todos", además de "respeto mutuo". Sin embargo, la número dos del Gobierno se ha reafirmado en que "no hay presos políticos en España".
Por su parte, el ejecutivo espera el apoyo independentista en ámbitos como la retirada de la ley mordaza, o cuestiones sobre dependencia, que podrían redundar en lo ofrecido al independentismo. Eso podría conducir a "acuerdos parlamentarios con los partidos catalanes", como fue el caso de la renovación de la cúpula de RTVE la semana anterior, o la moción de censura de Rajoy. Calvo ha lanzado aquí una crítica al gobierno anterior, que a su parecer "lo recurría prácticamente todo", y se ha reafirmado en la idea que "España tiene un altísimo grado de descentralización", del cual Catalunya se puede beneficiar.