Una sanitaria demandará a la Generalitat por el requisito del catalán, según ha adelantado El Mundo esta semana. "Es una barrera para españoles", ha alegado Rosa Cochachi, que forma parte del grupo de 212 sanitarios en los cuales el Institut Català de la Salut (ICS) ha negado una plaza fija por no haber acreditado el nivel de catalán requerido. Un grupo en el cual también está Javier Gutiérrez, el enfermero andaluz que hacía diez años que estaba en la Vall d'Hebron y que levantó polvareda hace un mes para asegurar que no necesitaba dominar la lengua del país para trabajar.
Rosa es la primera de estos 200 sanitarios que ha decidido demandar a la empresa de la Generalitat porque considera que ha sido excluida "injustamente" por un requisito lingüístico "excesivo y eliminatorio". Nació en Perú hace 54 años. Llegó al estado español en 2002 y tiene la nacionalidad española desde 2009. Hace once años que trabaja como auxiliar de enfermería en el Hospital Vall d'Hebron y, desde hace cinco, lo hace como interina —principalmente, en el área de oncología—. Es decir, que ha podido trabajar durante más de una década sin acreditar el nivel lingüístico requerido. Son diez años en los cuales se ha presentado a cuatro convocatorias por conseguir plaza fija y ha suspendido las tres últimas por su "insuficiente" nivel de catalán. El último suspenso fue el pasado noviembre, cuando optó en una de las 12.000 plazas convocadas por el ICS por estabilizar a los trabajadores temporales.
Una demanda en lugar de aprender catalán
En lugar de dedicar los esfuerzos a acreditar el nivel, Rosa ha decidido presentar un recurso de alzada para notificar su disconformidad con la resolución del ICS. Cuando la empresa de la Generalitat rechace el recurso, formalizará su demanda, con dos compañeros más. "Harta e impotente", se ha descrito la sanitaria, que añade: "Nunca he tenido ningún problema con mis pacientes por el catalán. Ninguno de ellos me ha denunciado. Lo entiendo, pero me cuesta y me da mucha vergüenza hablarlo. En el examen estaba tan nerviosa que no me salían las palabras". Hace años que estudia el idioma y solo tiene el nivel A2, por debajo del B1 necesario. Según El Mundo, ha habido "graves motivos personales" que le han dificultado el aprendizaje: está divorciada y cuida de un hijo de 28 años con un 82% de discapacidad.
"Denuncio porque es injusto lo que estamos pasando, que el catalán sea un impedimento para sacar una plaza incluso aprobando el resto de pruebas. Vuelves al trabajo y todo el mundo está fijo menos tú. Con los años que llevas, te quedas fuera", ha protestado Rosa. ¿Diría lo mismo en otro país? Quién sabe. Lo que sabemos es cómo continúa su lamento: "Estamos saturados de ir a los exámenes, aprobar y quedarnos fuera por el catalán. Es una gran decepción. Quiero una estabilidad, no preocuparme de si salta mi interinato y me quedo fuera. Me provoca una gran ansiedad". En conclusión, que para Rosa los requisitos lingüísticos son "una barrera para españoles".