La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría ha instado al presidente del Parlament Roger Torrent a "abrir una nueva ronda de contactos" para la investidura. "Es hora de asumir ya en público aquello que se ha dicho muchas veces y por muchos en privado" ha denunciado la número dos de Mariano Rajoy, en alusión a los presuntos mensajes que el diputado de ERC Toni Comín habría enviado presuntamente a Carles Puigdemont. En ellos, el cabeza de lista de Junts per Catalunya aseguraría que los republicanos lo habrían "sacrificado", provocando que "hubiera acabado" el proceso.
Santamaría ha dicho dudar de que "ningún otro diputado de los más de 100" de los que hay en la cámara catalana no pudiera "recuperar el camino del diálogo y del consenso, tanto dentro de los constitucionalistas como de los independentistas", para sofocar la "discordia" y "salvar la situación generada" por el cabeza de lista de JxCAT. De esa manera, en la Moncloa dan a Puigdemont por amortizado, en la estrategia de pasar página del proceso soberanista. La misma vicepresidenta ha recomendado pensar "primero en los ciudadanos" y después en su figura política, tal como ha indicado que hacía ella.
La cuestión es que fuentes del ejecutivo se atribuían este martes el mérito de haber impedido la "investidura fraudulenta" del político gerundense y que se produjese una "nueva burla a nuestra democracia" –consideraban sobre los llamados "desafíos" en el Estado–, debido a las medidas jurídicas preventivas que adoptó el Tribunal Constitucional, a petición del Gobierno. El mismo Rajoy parecía respirar tranquilo durante una entrevista al programa de Los Desayunos, una vez Torrent desconvocó el pleno, según fuentes que se encontraban con él en el plató.