El empresario y presidente de Catalunya Acció, Santiago Espot, ha dicho hoy que la pitada al himno español en la final de la Copa del Rey de fútbol del 2015 en el Camp Nou de Barcelona fue "una muestra de antiespañolidad". Aún así, ha negado haber dicho que su intención de repetirla cuando se presente la ocasión, como se había apuntado en un primer momento.
Santiago Espot ha realizado estas manifestaciones a los periodistas a su salida de la Audiencia Nacional, donde había sido citado a declarar por el juez Fernando Andreu como presunto responsable de un delito de injurias a la Corona por promover dicha pitada, que se produjo en la final entre el Fútbol Club Barcelona y el Athletic de Bilbao disputada el 30 de mayo de dicho año.
En el Juzgado ha alegado que ni él ni su abogado han recibido el expediente de la causa por la que es investigado ante lo que el magistrado ha decidido darle una semana para que pueda conocer de qué se le acusa y le ha vuelto a citar para el lunes próximo.
Libertad de expresión
"Ejercí mi legítimo derecho de libertad de expresión reconocido en los derechos universales y eso es una cosa por la cual yo siempre voy a dar la cara y siempre voy a manifestarme a dar las explicaciones delante de la opinión pública", ha manifestado Espot.
Ha añadido que "el independentismo aprovechó el 30 de mayo del 2015 para manifestar su muestra de antiespañolidad y de que queríamos dejar ser súbditos del Reino de España para ser ciudadanos de una Catalunya independiente".
Espot ha comentado que "en esa ocasión fue retransmitido a todo el mundo el hecho de que una gran parte de los catalanes no quieren ser españoles y eso fue un golpe que acusó el Gobierno español y la Casa Real".
10.000 silbatos
Catalunya Acció fue una de las organizaciones independentistas que repartieron 10.000 silbatos entre los asistentes a la final para instigarles a participar en la pitada, convocada a favor de la independencia y en contra de lo que consideraban símbolos españoles opuestos a Catalunya. Andreu archivó dos veces la causa, iniciada a raíz de una querella de Manos Limpias.
El juez entendía que la pitada no supuso delitos de injurias al rey o ultrajes a la nación y que los hechos no se podían atribuir a personas jurídicas, en vista de que la querella se dirigía contra los clubes de fútbol y varias asociaciones independentistas como Catalunya Acció, Plataforma pel Dret a Decidir o Units per Declarar la Independencia de Catalunya.
Sin embargo, la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional le obligó a reabrirla al considerar que los hechos pueden ser delictivos atendiendo al "ambiente institucional" derivado de las aspiraciones independentistas del gobierno catalán.