El diputado de Vox Hermann Tertsch ha recibido este jueves un doble revolcón. El presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, ha salido a censurarle públicamente, le ha acusado de falsear la historia y ha advertido a Vox que no permitirá que, bajo el amparo de la libertad de expresión, se pretenda "ninguna glorificación de ninguna dictadura". Pero además, la amonestación del presidente de la Cámara ha llegado a petición, entre otros, de los diputados de JxCat, ERC, Bildu y Podemos.
Sassoli asegura que su deber institucional como presidente es abstenerse de entrar en un debate interno de un país miembro de la Cámara, y que tampoco quiere valorar las expresiones utilizadas por Tertsch. No obstante, añade que sí hay un contenido del mensaje del eurodiputado de Vox que debe rechazar y que lo tiene que hacer de acuerdo con la resolución aprobada en el Parlamento Europeo el 19 de septiembre del 2019, en la que se condena el revisionismo histórico: "El Gobierno de la República española, legítimo, constitucional y democráticamente escogido fue derribado por un golpe de estado. Quien dirigió aquel alzamiento, el general Franco, fue un dictador y su régimen practicó la persecución y la eliminación sistemática de los adversarios políticos", recuerda.
Ninguna glorificación de ninguna dictadura
Por todo ello, advierte que es una "falsificación de la historia" afirmar que los partidos que apoyaron al gobierno de la República "destruyeron la democracia y las libertades". "Cuenten, en consecuencia, con mi compromiso con la defensa de la libertad de expresión de todos y cada uno de los miembros de esta casa, así como con la seguridad de que en el ejercicio de la misma no cabe la glorificación de ninguna dictadura", añade.
Finalmente, Sassoli se compromete, de acuerdo con la resolución de la Eurocámara, a promover una cultura común de la memoria histórica que rechace los crímenes de los regímenes fascistas y estalinistas y de otros regímenes totalitarios y autoritarios del pasado".
De esta manera respondía Sassoli a una carta abierta que le habían hecho llegar eurodiputados del PSOE (Clara Aguilera), JxCat (Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí); ERC (Diana Riba y Jordi Solé), Podemos (Miguel Urban e Idoia Vilanueva), EH Bildu (Pernando Barrena), PNV (Izaskun Bilbao), IU (Manu Pineda y Sira Rego), ICV (Ernest Urtasun) y Bloque Nacionalista Gallego (Ana Miranda).
Banalizar la dictadura
Los eurodiputados habían expresado en el texto el "rechazo absoluto" a un mensaje enviado por Tertsch. Advertían que el mensaje no cumple con los principios comunitarios sobre memoria democrática y protección de las víctimas y que proviene de un partido que no condena el franquismo y participa en actos de glorificación y banalización de la dictadura.
Los diputados subrayan que la Transición impidió que muchos franquistas que ocupaban lugares clave en el Estado y en la justicia fueran juzgados y reclamaban a Sassoli una declaración formal de rechazo al correo de Vox.
En el mail de la polémica que Tertsch envió a todos los eurodiputados alertaba de la "extremadamente alarmante aprobación por parte del gobierno socialcomunista español de un proyecto de ley denominado ley de memoria histórica".
En la carta asegura que el "gobierno socialcomunista" pretende reconstruir el pasado y la historia de España e imponer la versión del Frente Popular, "el gobierno liderado por los comunistas que perdió una guerra civil después de secuestrar y destruir la democracia".
Tercht dedica también unos párrafos a defender el Valle de los Caídos, con "la cruz cristiana más alta del mundo"; denuncia la "profanación de la tumba" de Franco y compara esta "terrible agresión" al asesinato de 12.000 curas y monjas y decenas de obispos y clérigos en los años treinta, en manos de "socialistas, comunistas y anarquistas".