Seguimientos, escuchas telefónicas y móvil pinchado. Este es aprieto que ha tenido que pasar a una empleada del Ayuntamiento de Tarragona. El escándalo ha sido revelado por el diario de investigación Porta Enrere, y revela que la jefa del área de Limpieza Pública ha sufrido una situación de acoso constante durante varios meses. La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ya lidera la investigación del caso, como ha confirmado el mismo alcalde de la ciudad, Rubén Viñuales. La trabajadora ha sido la encargada de adjudicar el servicio del transporte y recogida de residuos y limpieza viaria durante los próximos diez años, un contrato titánico por un importe de casi 234 millones de euros —la cifra más elevada en más de dos décadas—.
La historia se vuelve todavía más turbia. El espionaje a la técnica municipal se dio a conocer en una reunión interna del Ayuntamiento de Tarragona el pasado 25 de marzo, hace casi tres meses. Un encuentro concertado con el fin de reaccionar en un artículo periodístico que cuestionaba la licitación del contrato de la basura, generado dudas sobre la legitimidad de la adjudicación. En un momento de esta reunión, una trabajadora puso sobre la mesa un sobre en que había fotografías de la jefa de Limpieza Pública, que había sido encargada de adjudicar este contrato de la basura.
En cada imagen aparecía acompañada de una persona diferente, pero siempre en el que podían entenderse como reuniones informales en bares y cafeterías. En las diversas instantáneas, la técnica municipal estaba con el jefe de Recursos Humanos del Ayuntamiento de Tarragona, Néstor Cañete; en otra con uno de los responsables de la empresa Fomento de Construcciones y Contratas —una de las que se había presentado al concurso público para llevarse la licitación del contrato—; y en otra aparecía con Rafel Sans —padre de la vicesecretaria general de ERC y diputada en el Parlament, Raquel Sans—, una persona con una larga trayectoria en el sector de los residuos y actualmente jubilado. Estas fotografías le habían sido entregadas por un periodista, quien también le mostró transcripciones de las conversaciones que había mantenido la jefa de Limpieza Pública en las tres reuniones.
Más allá de las fotografías y del seguimiento, el espionaje ha llegado hasta el mismo móvil de la jefa de Limpieza Pública. Y es que su teléfono sufrió un ataque informático con un software espía que se llama MSpy, que permite extraer datos y hacer capturas de sonido sin que el usuario pueda saberlo. Ante la gravedad de los hechos, el alcalde Rubén Viñuales también se hizo analizar su teléfono y una primera valoración ha devuelto resultados que indican que habría sido víctima, si bien falta un segundo análisis para certificarlo.