El presidente español, Pedro Sánchez, no consigue entrevistarse con el presidente de EE.UU., Joe Biden. Tampoco será este fin de semana con motivo de la reunión del G-20 en Roma, porque el mandatario norteamericano lo ha relegado a un encuentro colectivo organizado por la Casa Blanca.
Según ha informado la Casa Blanca, el objetivo del encuentro es discutir sobre las cadenas mundiales de suministro y su resiliencia, para buscar respuestas para hacer frente a los desafíos tanto a corto como a largo plazo a que se enfrentan y mejorar la coordinación internacional.
Sánchez, sin embargo, sí ha conseguido mantener encuentros bilaterales con 9 mandatarios de menos nivel. El presidente, que viaja acompañado por la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, tiene previsto reunirse con el presidente de Argentina, Alberto Fernández, así como con el de Indonesia, Yoko Widodo, y los primeros ministros de Australia, Scott Morrison, y de Canadá, Justin Trudeau. Asimismo, tiene previstos encuentros con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, con el nuevo secretario general de la OCDE, Mathias Corman, la directora general del OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, y el presidente del Banco Mundial, David Malpass.
La agenda del presidente español en la capital italiana arrancará esta misma tarde con la participación en el Global Progress Forum, organizado por el Partido Democrático. Sánchez intervendrá en un debate con el líder de este partido italiano, Enrico Letta, y el líder socialdemócrata alemán y previsible nuevo canciller, Olaf Scholz, a quien se sumará por videoconferencia la primera ministra de Nueva Zelanda, Jadinda Ardern.
El minipaseo del mes de junio
Sánchez protagonizó en el mes de junio una situación ridícula, cuando la Moncloa anunció una entrevista con Biden, y en realidad finalmente sólo fue un minipaseo. El encuentro fue anunciado por la Moncloa casi como una reunión de primer orden. La realidad, sin embargo, fue otra: un paseo de unos veinte metros en no más de medio minuto, que quedó más bien como un fiasco.
En la rueda de prensa posterior a la cumbre, Sánchez argumentó que no llevaba un cronómetro encima, pero que habían conversado bastante rato. Según el presidente español, abordaron desde los lazos militares entre los dos países hasta la situación de América Latina y la "preocupación" por la crisis migratoria en aquella región. Añadió que había felicitado a Biden por su "agenda progresista" y por el retorno a los "grandes consensos multilaterales", como la lucha contra el cambio climático. Lo valoró como una "primera toma de contacto" y aseguró que existia el compromiso de "continuar en contacto".
Durante los días anteriores se había establecido un hilo de comunicación directa entre los equipos de los dos presidentes. Del lado español, en las conversaciones había el entonces jefe de gabinete de Pedro Sánchez, el gurú Iván Redondo, que meses después sería cesado. Por la administración norteamericana, había Ronald Klain, también jefe de gabinete del presidente Joe Biden. Los dos conversaron de forma larga e intensa y coincidieron en la necesidad de reimpulsar las relaciones.
Por su parte, Biden ha aprovechado su presencia en Roma para reunirse con el papa Francisco en el Vaticano.
Después Biden se ha reunido con el presidente francés, Emmanuel Macron.