La amnistía ve la luz al final del túnel. Después de dos meses retenida en el Senado por el PP, la norma que tiene que reparar la persecución judicial contra la amnistía afronta la recta final antes de llegar al Boletín Oficial del Estado y entrar en vigor. La penúltima etapa de la carrera de fondo de la ley era el veto del Senado, que ha salido adelante por 149 votos a favor y 113 en contra. Después de que la Comisión Conjunta Constitucional y de Justicia diera el primer paso la semana pasada, este martes, en una sesión convocada ad hoc dos días después del 12-M, el pleno de la cámara alta ha vetado la ley y la envía ahora de vuelta al Congreso de los Diputados, que tendrá la última palabra. De esta forma, se pone punto final a una carrera de obstáculos de ocho semanas en las que el PP ha querido hacer mucho ruido para cuestionar la amnistía a través de comparecencias de expertos y de múltiples informes en una estrategia que no ha acabado de tener todos los frutos deseados. La previsión es que el jueves 30 de mayo el Congreso celebre el último debate parlamentario sobre la ley y, con la misma mayoría que la aprobó, levante el veto y selle definitivamente la amnistía.
📝 La gincana que ha superado la amnistía en el Senado: dos meses de ruido del PP para que no cambie nada
Durante el debate en el pleno, la portavoz de ERC, Sara Bailac, ha criticado que el PP haya convertido el paso de la amnistía por el Senado en un “trámite marcado por el partidismo y el filibusterismo parlamentario” y ha reprochado a los populares que “no hayan dudado en atornillar el reglamento” y en “poner en riesgo las instituciones y la democracia”. Ha tildado el veto de “infructuoso” y ha censurado que no hayan faltado los “juegos de trilero”. “Podrán celebrar su gesto inútil como una victoria, tienen derecho, pero todo el mundo sabe que su gran hazaña no servirá de nada”, ha lanzado a los senadores del PP. En su intervención, Bailac también ha querido reivindicar el papel de Esquerra Republicana, que “abrió camino” y “se llevó los arañazos” al ser inicialmente “ridiculizados y criticados por los que hoy le dan apoyo”. En la misma línea, el senador Joan Queralt ha puesto de relieve que con la amnistía se culmina el “penúltimo paso” de la etapa que los republicanos arrancaron “en solitario y bajo la indiferencia, la incomprensión o la burla”.
Por su parte, el portavoz de Junts, Josep Lluís Cleries, se ha mostrado “sorprendido” por la “sensibilidad sobrevenida sobre el Estado de derecho y la constitucionalidad” que ha expresado el PP para defender su veto. Y ha dejado en el aire una serie de preguntas interrogando a los populares si, por ejemplo, es constitucional la “creación de una policía autodenominada patriótica”, la “utilización de las cloacas del estado”, la utilización “de informes policiales falsos y de cuentas bancarias falsas para ir contra el adversario político”, la “difusión de noticias fake”, “afinar la Fiscalía” o “querer controlar «desde detrás» la Sala Segunda del Supremo”. También ha puesto de relieve que la amnistía supone un “abandono de la represión” que debe permitir “volver a hacer política dedicando las energías a la legítima causa” y no tenerse que defender de “unos delitos que no lo son”.
El PP carga contra la amnistía: “Es el primer paso hacia una adulteración iliberal de la democracia”
En el otro extremo, la portavoz del PP en el Senado, Alicia García, ha sido muy contundente con la ley de amnistía. Ha acusado al PSOE de querer “debilitar el Estado de derecho para contentar a sus enemigos del 2017”, que ahora “se han convertido en socios de Sánchez”, y ha sostenido que “no hay ningún bien común que justifique la amnistía”, sino solo “la ambición desmesurada de un presidente del Gobierno aferrado al poder”. Ha presentado la ley como “obscena”, la ha calificado como “la peor en 45 años de democracia” y ha lamentado que sea fruto de la “claudicación delante el independentismo”. “Es el primer paso de la deriva populista del presidente hacia una adulteración iliberal de nuestra democracia”, ha remachado. Estas palabras han llegado poco después de que los populares reconocieran que hacen marcha atrás y no irán al Tribunal Constitucional para culminar el choque institucional a raíz de la tramitación de la amnistía.
La cuenta atrás para que la amnistía llegue al BOE
Una vez el Senado ha vetado la amnistía, la ley hará ahora el viaje de vuelta al Congreso, que, según los cálculos de la cámara baja, levantará la negativa del PP en el pleno del 30 de mayo. Después de la votación del Congreso, la ley estará preparada para ser sancionada por el rey Felipe VI, publicarse en el Boletín Oficial del Estado y entrar en vigor. La disposición final tercera del texto establece que la amnistía entrará en vigor “el mismo día” que se publique en el BOE, pero en estos casos no está estipulado cuántos días tienen que pasar entre la votación del Congreso y que el texto aparezca negro sobre blanco en el BOE.
Tres ejemplos. La famosa Ley del solo sí es sí se aprobó definitivamente en la cámara baja el 25 de agosto de 2023, pero no se publicó en el BOE hasta el 7 de septiembre. Trece días. Son los mismos que pasaron en el caso de la reforma del Código Penal en materia de maltrato animal: el 16 de marzo de 2023 el Congreso se pronunció sobre las enmiendas del Senado y el 29 de marzo llegó al BOE. En otra modificación del Código Penal, en este caso sobre para penalizar el acoso a mujeres que van a una clínica para interrumpir voluntariamente su embarazo, hicieron falta siete días entre la votación y su llegada al BOE.
Sea como sea, está previsto que la amnistía entre en vigor a principios de junio. Todo hace pensar que llegará en un contexto político complejo: en plena campaña de las elecciones europeas, en medio de las negociaciones para formar gobierno en Catalunya, pocos días antes de la constitución del Parlament, que será como muy tarde el 10 de junio, y cuando falte menos de un mes para el debate de investidura, momento en el que Carles Puigdemont ya ha anunciado que volverá en Catalunya.