Las lenguas cooficiales se abren camino en el Senado. Este miércoles, el pleno de la cámara alta ha admitido a trámite una reforma del reglamento, impulsada por Junts per Catalunya, que persigue ampliar el uso del catalán, gallego y euskera en la cámara. La toma en consideración garantiza que la iniciativa al menos sea debatida a la comisión de reglamento y siga el trámite parlamentario. Han votado a favor, además de Junts, el PSOE, ERC-EH Bildu, el PNV y el grupo de la Izquierda Confederal, entre otros. En contra lo han hecho la triple derecha: el PP, Vox y Ciudadanos, aparte de grupos minoritarios.
El texto, defendido por el senador Josep Lluís Cleries, propone que se puedan utilizar las lenguas cooficiales en todas las actividades parlamentarias del Senado, incluyendo las preguntas al Gobierno, las proposiciones de ley y las intervenciones en comisión. En estos momentos, eso no se puede hacer. Lenguas como el catalán, el euskera o el gallego están reservadas sólo para el debate de las mociones.
Durante su intervención, el portavoz de Junts en la cámara alta ha defendido que esta iniciativa "no va contra nada ni contra nadie", sino a favor de todas las lenguas. "Lo importante es que tengan un uso efectivo y reconocido" y que actúen "en igualdad de condiciones" para erradicar "determinados supremacismos", ha asegurado Cleries. Ante las previsibles críticas, el senador ha calculado en 950.000 euros el coste económico de esta reforma. Y ha sostenido que "normalizar el uso del catalán, el gallego o el euskera nunca se puede considerar un despilfarro de recursos". Al contrario, "si esta cámara es realmente territorial", tendría que permitir que "cada uno se pueda expresar en su propia lengua".
El debate de esta iniciativa ha coincidido con la pugna por la futura ley audiovisual estatal, que el Gobierno ha aplazado para más adelante. Lo ha hecho después de la polvareda levantada por el borrador del anteproyecto, que no contempla una protección reforzada de las lenguas cooficiales como el catalán, el euskera o el gallego. La Moncloa intenta negociar la norma con la Generalitat.
Sánchez-Camacho dice que Ausiàs March era gallego
En la otra banda , el Partido Popular ha liderado el bloque en contra de la reforma del reglamento. Ha tomado la palabra la senadora catalana Alícia Sánchez-Camacho que ha acusado a Junts de querer convertir el Senado en una "torre de Babel de idiomas que no entendemos" llena de "traductores y auriculares". Y ha cuestionado los 950.000 euros calculados por Cleries, advirtiendo que este coste podría triplicarse. Ha dicho que en 2010 se calculó que el coste del uso de lenguas cooficiales en debates de mociones sería de 70.000 euros anuales y que ahora se pagan 300.000 euros por este concepto.
Sánchez-Camacho también ha protagonizado la anécdota del debate, al asegurar que Ausiàs March era gallego (era valenciano) y que Ramon Llull era menorquín (era mallorquín). Concretamente ha defendido que "las lenguas no son patrimonio de los nacionalistas, sino de todos los españoles". Y ha añadido: "Ni Ausiàs March gallego, ni Ramon Llull menorquín, ni Àngel Guimerà, ni Eugeni d'Ors, ni Jacint Verdaguer, ni Joan Maragall, ni Rosalía de Castro son patrimonio de los nacionalistas. Son patrimonio de todos los españoles porque significan la riqueza cultural y lingüística de una España plural y diversa que amamos todos los españoles".