Por tercera legislatura consecutiva, la CUP vuelve a tener la llave. El 14-F ha premiado a los anticapitalistas, que ya se preparan para el famoso pressing CUP, la expresión que hizo fortuna durante los meses que duró el tira y afloja para la investidura de Artur Mas, al que acabaron vetando con absoluta división interna. Fuentes de Esquerra Republicana confiesan a ElNacional.cat que encaran las negociaciones con la CUP conscientes de la dificultad añadida que comporta la polifonía de voces dentro de la formación. Esta vez, a las organizaciones afines como Endavant o Poble Lliure, se añade Guanyem, la fuerza que capitanea Dolors Sabater.
Dos de las corrientes internas mayoritarias en el partido ya han hecho públicas sus posiciones discordantes a través de dos comunicados. A un lado, los partidarios de mantenerse en la oposición, como ha pasado esta pasada legislatura. En el otro, los que creen que es la hora de dar un paso adelante y asumir responsabilidades insitucionales. Con 9 diputados, la participación de la CUP es imprescindible para Aragonès. ERC y Junts suman 65 escaños y no llegan a la mayoría absoluta necesaria. Por lo tanto, teniendo en cuenta que Junts y comunes se vetan mútuamente, necesita que los anticapitalistas se avinieran a facilitar, por lo menos, la investidura.
En este contexto, mientras Poble Lliure apuesta por "contribuir a la formación de un nuevo Govern de la Generalitat de Catalunya que presente como programa de mínimos un plan de choque contra la crisis, un plan de desconexión con el Estado y la amnistía y el fin de la represión", Endavant cierra el paso y considera que "sería un error confiar en la conformación de un gobierno unitario independentista como elemento que pueda generar un nuevo embate con capacidad de desestabilizar al Estado y materializar la autodeterminación". Por ello, defienden que no pueden permitirse "participar en un gobierno autonómico bajo la tutela de Esquerra y/o Junts, que sostienen acusaciones particulares contra independentistas y activistas de luchas sociales, permiten la actuación de los Mossos de Escuadra en los desahucios y basan la acción política en un proceso de negociación con el Estado que no busca avanzar en la ruptura, sino mantenerlos liderando el soberanismo".
Las condiciones de mínimos
El candidato con más opciones de llegar a la presidencia, Pere Aragonès, apuesta por una gran coalición de gobierno que incluya a Junts y la CUP, pero que vaya más allá del independentismo y sume también a los comunes. Los de Dolors Sabater serán los primeros de la ronda de conversaciones. ERC ha optado por empezar a negociar con los anticapitalistas porque son los únicos a quienes no veta ninguna de las demás formaciones interpeladas.
Este martes, los diputados Carles Riera y Mireia Vehí exponían las condiciones indispensables para que la CUP se aventure a una virtual participación en el gobierno, que resumen con un giro a la izquierda y un compromiso inequívoco por la autodeterminación. Más concretamente, se trata de un plan de choque social, la transición ecológica, el referéndum y el fin de la represión. En este último apartado consideran indispensable que la Generalitat se retire de las causas contra manifestantes independentistas y ponen en el punto de mira el cuerpo de Mossos d'Esquadra.
Sábado, unificación de criterios
Este fin de semana, el sábado 27, la CUP celebrará un consejo político, el órgano decisorio que reúne representantes de cada asamblea territorial y la dirección del Secretariado Nacional del partido. El encuentro servirá para acordar una estrategia compartida sobre cómo hay que afrontar las conversaciones tanto por la investidura como por la formación de gobierno.
En las puertas de la campaña se hizo evidente la discordancia interna. Dolors Sabater afirmaba que la CUP estaba preparada para entrar en el Govern e, inmediatamente después, el consejo político del partido forzaba a un retroceso, calificando el posicionamiento de irresponsable y peligroso.