Segregación escolar y pobreza infantil. Estos son los dos principales retos a superar que se ha puesto la consellera de Educación, Anna Simó, con el objetivo de revertir el descalabro que supusieron los malos resultados del informe PISA 2022, que se hicieron públicos hace menos de dos semanas. El estudio internacional, que también tiene lugar en el resto de países miembros de la OCDE, evidenció el naufragio educativo que se está viviendo en Catalunya en los últimos años, con un retroceso generalizado en competencias matemáticas, científicas y lectoras, registrando algunos de los niveles más bajos de todo el Estado español. De hecho, estos resultados tan solo fueron una muestra más de la tendencia vivida en el territorio y que también se ha constatado a través de las pruebas de competencias básicas de 2022 y 2023.
Con todo este bagaje sobre la mesa, la consellera ha comparecido este lunes en el Parlament, en la comisión de Educación, para afrontar a los partidos políticos y explicar la valoración del Departament, así como su reacción prevista. De hecho, este martes por la tarde el Govern celebrará una cumbre con todos los grupos de la cámara catalana —excepto la ultraderecha de Vox— para hacer un diagnóstico conjunto y acercar posiciones. Con ellos, Simó ha pedido hacer un "debate permanente y en profundidad", que sea "de país" y riguroso para que aporte resultados tangibles.
Como previa a este encuentro, Simó ha querido avanzar su valoración. La consellera ha resaltado en varias ocasiones la "incidencia negativa" que tuvo la pandemia de la covid y el confinamiento sobre la educación en todo el mundo, también en Catalunya. Para evidenciarlo, ha recordado que en dos décadas de pruebas PISA nunca la media de la OCDE había variado tanto como lo ha hecho en las dos últimas evaluaciones consecutivas, por lo cual el reciente informe es "único y demoledor". Este es el primer informe publicado desde la crisis sanitaria de 2020. "La dramática caída en rendimiento sugiere un choque negativo que afecta a muchos países, y en este sentido la covid es un factor evidente", ha subrayado, antes de matizar que la pandemia en ningún caso es "el único" elemento que explica el peligroso retroceso educativo.
Con todo, Simó ha querido ir más allá y analizar las tendencias concretas que muestran los últimos estudios competenciales de la educación catalana. Y se ha mostrado optimista de cara al futuro. Así, tomando en cuenta los resultados de las PISA, junto con las competencias básicas de 2022 y 2023, la consellera ha señalado que ya preveían que el informe de la OCDE "iría por donde ha ido", y ha añadido que con la evolución de los tres estudios se constatan "evidencias de recuperación". En este sentido, se ha mostrado confiada en que la tendencia podrá mantener esta línea al alza durante los próximos años. "No es wishful thinking", ha dicho, utilizando la expresión inglesa para pensamientos ilusorios. "A pesar de todo, saldremos adelante, tenemos unas buenas bases. Estoy convencida de que a corto, medio y largo plazo podremos mirar los resultados educativos con una mirada más positiva".
La culpa no es de los migrantes
Durante su intervención, la consellera también ha hecho referencia indirectamente a las declaraciones del secretario de Políticas Educativas, Ignasi Garcia Plata, que después de saberse los resultados del informe PISA atribuyó la bajada a una "sobrepresentación de alumnado recién llegado" y en situación de alta complejidad en los exámenes. La Conselleria ya se encargó de desacreditar estas afirmaciones, y aquí se ha sumado Simó para afirmar que en Catalunya "la diferencia de resultados entre el alumnado inmigrante y el nativo no es de las mayores" en comparación con otros territorios del Estado, sino que está en la media de la Unión Europea, a pesar del reciente incremento notorio de población del exterior.
Por el contrario, el criterio "más determinante" a la hora de explicar la disparidad de resultados y el retroceso generalizado de los informes educativos es la situación socioeconómica familiar, "mucho más allá que el origen". "Esta es la clave, porque el alumnado con un nivel socioeconómico y sociocultural más bajo saca notas más bajas", ha informado la consellera. En este sentido, Anna Simó ha reiterado que hay "margen de mejora" con respecto a la salud de la educación en Catalunya, y que esta puede recuperarse de forma "rápida" si se combaten las dos principales lacras que afectan al país: la segregación escolar y la pobreza infantil.