La dimisión de director de Brians llega una semana después de la última reunión entre sindicatos y la Direcció General de Presons, donde se ratificó a Josep Font en el cargo después de meses de negociación y quejas argumentadas de los cuatro sindicatos que forman parte de la mesa de negociación.
CSIF, UGT, CCOO y CATAC han hecho un frente común para pedir insistentemente desde el mes de mayo el cese de Josep Font, más por sus formas y carácter que por el modelo político de dirección del centro, que está sujeto a una norma general del departament.
Font llegó a Brians 1 con el cierre de la Model. De hecho, fue el director encargado de hacer el cierre de la prisión de preventivos de Barcelona, lo que hizo que se ganara el nombre de "el Liquidador". Así lo conocen ahora. Una vez cerrada la Model, entra en Brians 1 de director, pero su carrera es larga. Acumula experiencia en la dirección de otros centros, pero "siempre ha salido por la puerta de detrás", dicen fuentes de Serveis Penitenciaris.
Font fue director de Puig de les Basses, Quatre Camins (tuvo un motín en el 2004) y Lledoners. Después estuvo durante un tiempo de psicólogo en el centro abierto y, con la llegada nuevamente del director general de Presons, Armand Calderón, en el departament, se lo reclutó para cerrar la Model y después para dirigir Brians 1, de donde ha dimitido esta mañana.
Todos los sindicatos se desmarcan de las pintadas y amenazas que ha habido desde el mes de mayo en la prisión contra su director. Algunas de ellas son pintadas dentro de los vestuarios que aparecieron hace 7 meses y que el mismo director no autorizó a borrar. Fue este el detonante para que los cuatro sindicatos empezaran una serie de reuniones con el Departament de Justícia para tratar de resolver la situación. Pero en el mes de mayo, en Catalunya, gobernaba el 155. No fue hasta julio, ya con el nuevo Govern y la nueva consellera, que no hay una dirección clara a la cual dirigirse.
La unión de los sindicatos
Durante estos meses se han hecho comunicados conjuntos y varias reuniones donde los sindicatos transmiten los problemas de un director "sin mano derecha, manu militari, sin buscar el consenso con los mandos intermedios, calumniando a los trabajadores y sin capacidades para liderar un proyecto con trabajadores", según explica a El Nacional Xavier Martínez de la UGT.
"Los funcionarios nunca hemos discutido el modelo penitenciario. Ni tampoco que hubiera cámaras. Eso nos da seguridad jurídica. Lo que hemos denunciado es la incapacidad de Josep Font como gestor de recursos humanos. Por su carácter. Tenía 700 profesionales a su cargo y se los ha puesto todos en contra", dice Elena, que trabaja en Brians 1, y que es responsable sindicado de CCOO.
"La dimisión nos ha alegrado. Tenía unas maneras de trabajar que no eran compatibles", dice Carles Membrado del sindicato CATAC. "Es el resultado de toda la presión ejercida", dice Rafel Palomino del CSIF.
Todos los sindicatos coinciden en que no hay ningún problema en el modelo penitenciario ni en los proyectos que pretendía poner en marcha Font: "Estamos de acuerdo con el sistema de módulos de participación y convivencia. Con lo que no estamos de acuerdo es con su despotismo", dice CATAC. Y el CSIF habla de "incompetencia profesional y prepotencia".
Pero sí que ponen de relieve que algunas de las acciones de la dirección no acabaron bien y no han obtenido los resultados esperados, como el desmantelamiento de todo el departamento especial. Según los sindicatos, hizo un cambio en esta unidad "porque los trabajadores que había no tenían su confianza ni ligaban con su manera de trabajar". "Siempre lo ha acompañado la incompetencia", dice Palomino del CSIF.
¿Dimisión o cese?
Para la UGT, la dimisión es un "cese fulminante encubierto". "La consellera ha decidido de una manera juiciosa", dice Xavier Martínez, que explica que ha habido numerosas reuniones oficiales y extraoficiales y que recuerda que también se había pedido la dimisión del director general Armand Calderó, que era el principal defensor de Font.
"Las guerras que ha habido dentro del departament han sido importantes", observa Martínez.
En contra de las amenazas
Todos los sindicatos se desmarcan de las pintadas y las amenazas. No hay ni uno que las avale y afirman que es difícil controlar al personal. "La UGT rechaza cualquier forma de expresión que sea un insulto o una injuria. No tenemos nada que ver. Las pintadas no son agradables".
"Creemos que hay que dimitir hablando, estamos en contra de estas prácticas. Pero no lo podemos controlar. Lo condenamos", dice el CSIF. CATAC se muestra "en contra de amenazas y pintadas" y CCOO asegura: "Desde el primer momento nos hemos desmarcado de las pintadas".