La sequía sigue avanzando en Cataluña hacia los peores escenarios. Tras perder medio punto en la última semana, los pantanos de las cuencas internas se sitúan al 25% de su capacidad, lo que equivale a menos de la mitad que el año pasado por estas mismas fechas.
El dato es especialmente alarmante si tenemos en cuenta que el año pasado fue clasificado como ‘muy seco’. Pero es que si lo comparamos con la media de la década, la cosa es aún peor, pues según los registros acumulados esta semana deberían estar al 81% de su capacidad.
También en el Ebro
Con todo, la anomalía no afecta tan solo a los sistemas Ter-Llobregat y Muga-Fluvià, sino que se ha extendido a la cuenca del Ebro. Así, la Confederación Hidrográfica del Ebro declaraba ayer a la cuenca del Segre en situación de excepcionalidad, tras diez meses en emergencia por sequía.
Una de las primeras consecuencias ha sido el histórico cierre del canal d’Urgell, con el que se da por finalizada la campaña de riego para la presente temporada. De esa manera se deja de atender el suministro a más de cincuenta mil hectáreas de cultivo, lo que puede conllevar la pérdida de las cosechas con la consiguiente ruina de los agricultores.
La presidenta de la CHE, María Dolores Pascual, anunciaba este miércoles la puesta en marcha de una Comisión Permanente de la Sequía para la cuenca del Ebro, que viene arrastrando una notable y progresiva reducción de las aportaciones desde hace más de dos años.
Una situación de escasez que hasta ahora se ha podido compensar con las reservas de agua embalsada. Sin embargo, la falta de lluvias durante el invierno y lo que va de primavera ha agravado la escasez de aportaciones a los pantanos, afectando muy especialmente a los del Segre.
La prioridad es ahora el abastecimiento urbano
Debido a ello, a principios de año se pusieron en marcha las primeras restricciones al regadío, unas medidas que han acabado dando paso a la declaración de excepcionalidad y al cierre del citado canal d’Urgell. Una medida del todo extraordinaria, ya que nunca se había tenido que aplicar desde la entrada en funcionamiento de esta importante infraestructura hidráulica, en el año 1862.
Según la presidenta de la CHE, las aportaciones de agua durante este mes de abril han sido aún peores, resultando “extraordinariamente reducidas” en comparación con lo que se suele recoger este mes y “mucho más pesimistas que las estimaciones más bajas” para la época del año.
De hecho, los registros anotados este abril, un mes considerado lluvioso en toda la cuenca, han sido más propios del mes de agosto, lo que en su opinión “anuncia un verano muy complicado”, con medidas que en los próximos meses podrían llegar a ser “más intensas y más estrictas” y centradas en un objetivo prioritario: abastecer debidamente a las poblaciones y garantizar el acceso de los habitantes al agua de boca.