El eurodiputado de ERC Jordi Solé ha instado a la UE a activar el nuevo mecanismo europeo de sanciones por violaciones de los derechos humanos por la represión contra Hong Kong. En una intervención este jueves en la Eurocámara, Solé ha manifestado su apoyo al pueblo de Hong Kong y a "todos los que luchan por la democracia, por sus derechos fundamentales y por el derecho a seguir disfrutando de un alto grado de autogobierno".
"Ha quedado claro que China utiliza abiertamente la Ley de Seguridad Nacional como instrumento para suprimir la disidencia y el pluralismo político", ha constado. "Hemos sido testigos de detenciones masivas de políticos y activistas pro-democracia, encarcelamientos, inhabilitación de los legisladores y presión sobre los medios de comunicación", ha apuntado. Todo esto, según ha dicho el republicano, supone una clara violación de la Declaración conjunta Sino-Britànica y de la Ley Básica.
Por este motivo, ha pedido que la Unión Europea "tome otras medidas" y ha puesto como ejemplo el nuevo régimen de sanciones de los derechos humanos que ha creado la UE. "Con el aumento de las violaciones de los derechos humanos en China, apresurarnos a cerrar un acuerdo sobre inversiones, tal y como hizo el Consejo, podría perjudicar nuestra credibilidad como actor mundial de derechos humanos. A la hora de examinar el acuerdo y votarlo, este Parlamento no puede ignorar la preocupante situación de derechos humanos en China", ha insistido.
Solé ha sido el responsable de la resolución impulsada por el grupo de los Verdes, donde pertenece ERC, y aprobada con 597 votos a favor, 17 en contra, y 61 abstenciones.
Acuerdo multimillonario
El acuerdo a que se ha referido el republicano es el pacto a que llegaron la UE y China el pasado mes de diciembre y que se basará en la puesta en marcha de inversiones multimillonarias a ambos lados de la Ruta de la Seda. Concretamente, el stock de inversiones europeas en China ascenderá a los 150.000 millones de euros, y el de las chinas en el viejo continente a los 113.000 millones.
Además, las empresas europeas podrán entrar al sector manufacturero chino, incluyendo el sector del automóvil, así como la producción de equipamiento sanitario, transporte y químico, entre otros. Pekín también facilitará las inversiones en servicios financieros, así como en los medioambientales, la construcción, el transporte aéreo o la sanidad privada.