La sucesión en el Partido Popular revive los fantasmas del pasado en el seno de la formación conservadora, entre el exministro José Manuel García-Margallo y la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. La tensión nació en los tiempos en que compartían gabinete ministerial y se enfrió con la salida de Margallo del ejecutivo de Mariano Rajoy en 2016. Desde entonces, el extitular de Exteriores no ha escondido sus recelos hacia Santamaría, que ha hecho aflorar con fuerza en un momento en que el PP se debate por escoger a su próximo líder, en un congreso que culminará los días 20 y 21 de julio en Madrid.
Y es que Margallo ya se ha lanzado a la carrera para limitar las opciones de la política vallisoletana. Anunció este jueves que estaba recogiendo avales para oficializar la precandidatura, informaba EFE, a pesar de hacerlo al margen de la dirección nacional de Génova, que no esperaba este movimiento. Sólo son necesarios 100 avales, y no hace falta que los firmantes estén al corriente de pago, simplemente, que sean militantes. Estos se tendrían que presentar entre el lunes día 18 y el miércoles día 20, a las 14h, para quedar oficialmente inscrito para la contienda por el liderazgo.
Sin embargo, el político valenciano dejó la pista en el aire sobre el motivo de sus movimientos. Entre otras cosas, aseguró que si el presidente de la Xunta de Galicia daba el paso adelante, él renunciaría a su candidatura. "Hay una incógnita que resolver, que es si Alberto Núñez Feijóo se presentará. El escenario es diferente si está o no está. Si está, habrá que tomar decisiones", zanjó. La idea es significativa porque Feijóo se erige en esta contienda como uno de los candidatos fuertes, en contraposición a Santamaría, a quien también suena en todas las quinielas.
De hecho, el exjefe de la Diplomacia española, también dejó caer un reproche sobre si la número dos de Rajoy era la idónea sucesora. "Hace falta una renovación de ideas y de proyecto, mucho más que una renovación de personas", anunció, al considerar que el PP tendría que haber asumido hace tiempo postulados que sí propugna Ciudadanos, como el de la regeneración o el proyecto nacional. Por este motivo, dejaba caer que alguien como Santamaría, al frente del gobierno durante los siete últimos años, quizás no sería la más "idónea" para el cargo.
El hecho es que Margallo ha aprovechado la coyuntura de la batalla interna para asestar varios golpes a la exvicepresidenta, a modo de revancha pasada por su salida del Ejecutivo.
Hace unos días, aseguró que haría "todo lo posible" para que ella no se convirtiera en la nueva líder del partido, ni portavoz del Grupo Popular en el Congreso, posición que se mantiene en manos de Rafael Hernando, pese a la moción de censura a Rajoy. "No es mi candidata. Respeto hacia su personalidad, su trabajo, su capacidad de orden, pero estratégicamente, coincidimos muy poco", zanjó este ayer. La situación de diputada rasa, en realidad, deja la puerta abierta a que ella se presente y centre todas las energías en la contienda.
La cuestión es que este mismo jueves, una persona del entorno de Santamaría dejó caer un posible globo sonda. El exministro de Sanidad y presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, consideró públicamente que ella podría encarnar la renovación en el PP. Si bien, ninguna personalidad de su entorno, ni la propia interesada, se ha postulado ni en privado ni en público, de momento. El único movimiento observado hasta la fecha es la de la exvicepresidenta hablando de forma muy amena con los asistentes el lunes a la Junta Directiva Nacional, donde se puso fecha en el congreso del verano.
Y de entre el resto de posibles contendientes, continúa en el aire el nombre de la exministra de Defensa y coordinadora general del PP, María Dolores de Cospedal, y de José Ramon Bauzà, líder balear, de quien se dice que podría personificar el ala más liberal del partido.