Las elecciones del pasado domingo abocan Catalunya a unas semanas de incertidumbre sobre el futuro Govern. El bloque independentista ha perdido la mayoría, pero al PSC de Salvador Illa, que se ha proclamado ganador, no le resultará sencillo conseguir la investidura porque necesita el apoyo de una ERC inmersa en un complicado debate interno después del descalabro en las urnas. Por su parte, el candidato de Junts, Carles Puigdemont, presiona a los republicanos e insiste desde la noche electoral que el independentismo cuenta con los 35 diputados de Junts y los 20 de ERC, que suman 55 escaños, lo cual supera los apoyos iniciales de Illa.

Para la investidura en primera votación, el candidato a president necesita la mayoría absoluta de los 135 diputados, es decir, un mínimo de 68 votos, pero en segunda vuelta tiene bastante con conseguir más votos a favor que en contra.

Illa: PSC (42) + ERC (20) + Comunes (6)

La opción primera del PSC, y por la que apuesta Illa, es un tripartito de izquierdas, con los seis diputados de Jéssica Albiach y los 20 de Esquerra, que sumarían 68 votos y le garantizarían la mayoría absoluta. Se podría articular como los gobiernos tripartitos que encabezaron Pasqual Maragall o José Montilla; o bien con un gobierno en minoría del PSC con apoyo externo de Comuns y ERC, ambas formaciones muy debilitadas tras los comicios del domingo. Esta última es la opción que intenta el candidato socialista.

El tripartito ha sido siempre una opción para ERC. No obstante, sumergida en un ciclo de caída electoral tras apostar por el apoyo al PSOE en Madrid, se le plantean dudas sobre el impacto que puede comportar investir un president del PSC. Especialmente, a raíz del papel que el socialismo asumió durante la suspensión del autogobierno catalán, en qué no solo avaló la imposición del 155, sino que se movilizó muy activamente contra el referéndum. De aquí la insistencia de Junts a subrayar la existencia de una mayoría independentista alternativa. Además, la investidura se celebrará previsiblemente en medio del retorno de Carles Puigdemont del exilio, con el eco mediático y social que este hecho puede comportar. Sin embargo, Esquerra tampoco pierde de vista que si Puigdemont no es investido, quedaría desactivada la principal arma de Junts. En cualquier caso, la decisión final quedará en manos de la militancia del partido, que tendrá que avalar el acuerdo que cierre la secretaria general, Marta Rovira.

Salvador Illa en un mitin del PSC / Foto: Montse Giralt

Illa: PSC (42) + Comuns (6) + PP (15) + abstención de Vox (11)

Si Esquerra decidiera dar calabazas a Illa y se alineara con Junts, el PSC tendría que girar la mirada a su derecha. Podría intentar conseguir sumar a los 48 votos de PSC y Comuns el apoyo de los 15 diputados del PP. No sería un acuerdo extraño, puesto que repetiría la fórmula que situó a Jaume Collboni al frente del Ayuntamiento de Barcelona y apartó al candidato de Junts, Xavier Trias, que había ganado las elecciones. No obstante, los 63 diputados de PSC, Comuns y PP seguirían siendo insuficientes para frenar el voto en contra de los 72 escaños del resto de grupos. Por lo tanto, sería necesaria la abstención de Vox, con lo cual los diputados en contra se reducirían a 61 e Illa conseguiría la investidura.

Illa: PSC (42) + PP (15) + Vox (11)

Sin embargo, la imprescindible asociación con Vox podría incomodar a los Comuns y hacer que se desmarcaran de este acuerdo, lo cual dejaría de nuevo al candidato socialista con 57 diputados y al alcance de los 59 independentistas. Por lo tanto, sería necesario que también Vox votara a favor de Illa, en una combinación de fuerzas unionistas aparentemente impensable para el PSC y que el partido de Ignacio Garriga también ha descartado, pero que le otorgaría una mayoría absoluta de los votos.

Carles Puigdemont, al acto de cierre de campaña en Elna / Foto: Carlos Baglietto

Puigdemont: Junts (35) + ERC (20) + abstención del PSC (42)

Por lo que respecta a Carles Puigdemont, necesita para sacar adelante su investidura el voto a favor de ERC y la abstención del PSC, el partido que ha ganado las elecciones. Con esto tendría 55 votos a favor y 42 abstenciones. Los 38 diputados restantes no tendrían capacidad para frenar a los 55 diputados independentistas y la investidura de Puigdemont prosperaría. Desde el punto de vista aritmético, no cambiaría en nada la situación si los 4 diputados de la CUP o los dos de Aliança Catalana votaran a favor de Puigdemont. Siempre necesita la abstención del PSC.

En respuesta a este planteamiento, tanto Illa como Pedro Sánchez han descartado la posibilidad de facilitar con la abstención del PSC una investidura del president en el exilio.

Junts argumenta que también el PSOE gobierna en la Moncloa o en el Ayuntamiento de Barcelona sin haber ganado las elecciones y recuerda que Pedro Sánchez ocupa la Moncloa gracias al voto de los independentistas. De hecho, Puigdemont, que lidera las conversaciones por parte de Junts y ha avisado que las rodeará de un hermetismo absoluto, ya ha dejado claro que lo que acabe pasando al Parlament puede tener su impacto en el Congreso de los diputados.

Gobierno de unidad

La aritmética podría otorgar otras combinaciones que a estas alturas parecen impensables, entre las cuales un gobierno de unidad, con PSC y Junts. El partido de Puigdemont ni siquiera contempla esta opción en una carrera que desde el primer momento ha planteado como una disyuntiva entre un Ejecutivo independentista que restituya al president en el exilio o un gobierno de obediencia española.

Nuevas elecciones

Si ninguna de estas fórmulas funciona y no se consigue investir president, el Parlament quedará disuelto como muy tarde el 26 de agosto y los catalanes volverán a ser convocados a unas nuevas elecciones la primera quincena de octubre.