El imán de Ripoll, líder de la célula terrorista de los atentados de Barcelona y Cambrils, pretendía inmolarse durante el ataque. Por eso se hizo construir un chaleco explosivo, según consta en el sumario al cual ha tenido acceso El Nacional.
La investigación se basa en la declaración de Mohamed Houli Chemlal, el único superviviente de la explosión de la casa de Alcanar que la policía detuvo el mismo día de los atentados cuando estaba en el hospital de Tortosa.
Según Mohamed Houli Chemlal, "en la casa había un chaleco bomba y quien lo quería llevar era Abdelbaki es Satty. Y lo quería para inmolarse". En el sumario consta que el chaleco bomba "estaba ya preparado y tenía dentro de unos cuantos tubos de plástico con el explosivo dentro".
Houli Chemlal es el primero que implica directamente al imán en los hechos y le da el status de líder.
Según su declaración, Youseef Aalla, Mohamed Hichamy y Younes Abouyaqoub eran los que hacían los explosivos. Hacían bombas de tubo; "estas bombas de tubo estaban envueltas en
un celo amarillo y dentro de los tubos Mohamed Hichamy introducía cajas pequeñas de tornillos (como metralla, y de esta manera provocar muchísimo más daño a los posibles afectados desencadenando con eso una auténtica masacre)". Estos explosivos "improvisados" tenían las mechas puestas y las conseguían de los petardos tipo "trueno".
Los Mossos d'Esquadra van configurando los roles de cada uno de los integrantes de la célula a partir de las declaraciones del superviviente y otros testigos concluyen que "Abdelbaki es Satty era la persona encargada de adoctrinar al resto de integrantes de la célula terrorista realizando toda una tarea de proselitismo que, a su vez, era continuado por Mohamed Hichamy, Younes Abouyaaqoub y Yousef Aalla".
El vendedor de oro
Mohamed Houli Chemlal es también uno de los terroristas que se encargaba de vender el oro de las joyas que habían robado en Ripoll en una tienda de Vinaròs.
Mohamed Hichmany era quien conseguía material para la fabricación de los explosivos y se financiaban con la venta de artículos de oro. Los vendían en las poblaciones próximas a Alcanar y utilizaban el dinero que les daban por las joyas para comprar bombonas de butano que serían posteriormente utilizadas para cometer los atentados terroristas.