Con uniforme idéntico, la gira del dúo Joan Tardà y Xavier Domènech ha hecho parada este miércoles en su segunda casa, Madrid. La cita en el Congreso de los Diputados, donde los dos tuvieron un escaño que ya han abandonado, ha sido especial. No sólo porque presentaban su libro Entre Ítaca e Icària, sino porque a la misma hora también actuaban Íñigo Errejón, postulándose como candidato para el 10-N, y Pablo Iglesias, presentando un libro con José Luis Cebrián. Sin embargo, mientras las izquierdas españolas han vuelto a exhibir su profunda división, las izquierdas catalanas han tratado de proyectarse con una sola voz. A las puertas de la sentencia del Tribunal Supremo, Tardà y Domènech han avisado de que "será muy bestia". Es por eso que han puesto sobre la mesa cuál tendrá que ser la prioridad el día siguiente del veredicto: la liberación de los presos políticos.
En el acto moderado por la periodista Àngels Barceló, el histórico portavoz de Esquerra Republicana en el Congreso lo ha advertido muy claramente: "Se abrirá una lucha por la amnistía de los presos políticos y el retorno de los exiliados, al no asumir el delito", ha asegurado Joan Tardà, que ha advertido de que la sentencia "es una caja que no sabemos qué contiene". Ha mostrado sorpresa por que en la capital del Estado "no anden alarmados". En este sentido ha avisado de que por muchas prisiones que pongan el reclamo de amnistía estará bien presente: "Habrá prisiones y habrá amnistía; habrá violencia y habrá pacifismo".
En los mismos términos se ha expresado el exdirigente de los comunes, que ha advertido que la sentencia "será muy dura". "Se puede estar de acuerdo con ellos o no, pero que haya en la cárcel los dirigentes de las dos principales entidades, de los dos partidos mayoritarios, un vicepresident de la Generalitat... Va a ser muy bestia", ha asegurado Xavier Domènech, que ha señalado cuál tendría que ser la prioridad: "La política tiene que sacar a la gente de las prisiones. Es lo primero que tiene que solucionar la política". Ha avisado, en referencia al momento actual, que "la independencia está más lejos que nunca pero es cuando más puede crecer" por la enorme desafección de la sociedad catalana con las instituciones del Estado español, empezando por la monarquía.
Otro eje vertebrador del discurso de los dos exdiputados ha sido la necesidad de establecer un diálogo real. Según Tardà, "un diálogo eficaz será el que no ponga condiciones", o lo que es lo mismo, sin tener que renunciar al referéndum. "¿Tendremos que esperar años, años y años?", se ha preguntado. "Se pone en riesgo la misma viabilidad del sistema", ha añadido. El dirigente republicano ha hecho otra advertencia: "fiándolo todo a la represión," el Estado no conseguirá bajar el independentismo del 48% al 30%, sino hacerlo subir hasta el 70%.
Xavier Domènech ha constatado que, de momento, no hay nada. "En Catalunya, dos años después de los hechos de octubre, y de llenarse la boca que somos los campeones del diálogo, no ha habido diálogo", ha asegurado el exlíder de los comunes. De la misma manera, ha certificado la falta de actitud de Pedro Sánchez: "Hace falta salir y decir que quieres solucionarlo, no salir y decir que no te han dado la mayoría que querías". Domènech ha llegado a decir que "el procés y el 15-M, tal como lo hemos entendido, se han acabado", pero que "todo sigue allí" y puede derivar en movimientos más potentes.
Mientras la izquierda española se pelea en platós de televisión, Tardà y Domènech han dejado en Madrid un ejemplo de entendimiento de las diversas izquierdas, en este caso la independentista y la confederalista. En casi todo han coincidido, incluso en la vestimenta: una sobria camisa azul. "Parecemos Casado y Rivera", bromeaban antes de empezar la presentación.