Desde Esquerra, el silencio fue mayoritario sobre las palabras de Gabriel Rufián señalando supuestos vínculos del entorno del president Carles Puigdemont con el Kremlin de Vladímir Putin. Una teoría que defiende desde el estallido de la guerra en Ucrania cierta prensa española. Quien ha roto este tipo de omisión sobre el tema ha sido su predecesor en el Congreso de los Diputados, Joan Tardà. El exdiputado de los republicanos en la cámara española ha alabado a Rufián y ha confrontado su perfil con el de Oriol Junqueras: "Rufián remachó el clavo. Como que Junqueras no había actuado con suficiente contundencia, Rufián lo que dijo es 'a nosotros que no nos registren, que no nos fastidien y que nadie quiera contaminarnos'", ha sentenciado en una entrevista en RTVE Catalunya.

 

Masoveros y sirvientas

Y más allá de marcar diferencias y discrepar de Junqueras desde dentro de su propio partido, Tardà ha vuelto a tirar del discurso de la granja para criticar Junts y agradecer la rotundidad de Rufián: "Hay quien no acepta que ya gobierne los hijos de las sirvientas o los masoveros. Hay tradiciones políticas que no aceptan que en estos momentos la hegemonía del independentismo está transitando del nacionalismo que ha sido hegemónico en la construcción de la autonomía". Precisamente, a esta comparativa constante con épocas anteriores, la diputada de Junts, Míriam Nogueras, ya respondió la semana pasada: "Tengo claro que Puigdemont no es un señorito, es un exiliado que se marchó para defender los ideales de la república y el país. Y si eso va de señoritos y jornaleros, ayer, mientras los jornaleros insultaban a las personas en el exilio, nosotros los señoritos proponíamos una ley para acabar con la exclusión financiera", en declaraciones a Aquí Cuní de Ser Catalunya.

Tardà a Ponsatí: "Vaya pasando, inmólese"

Tardà defiende la "voluntad del republicanismo de desmarcarse de lo que no es responsable", en referencia a las relaciones con el Kremlin y concluye: "Para poder ganar, nos tenemos que alejar de según qué comportamientos que no tienen ningún sentido". Pero las críticas del exdiputado republicano no han acabado aquí y también ha tirado de otra que ya ha repetido anteriormente: "¿A Junts no les cae la cara de vergüenza de acusar al republicanismo de botifler y traidor, y, en cambio, tener un pacto de hierro con los socialistas en la Diputación y muchos consejos comarcales? Creen que tienen la patente del patrimonio del nacionalismo". Y pone encima de la mesa nombres y apellidos como el de la eurodiputada Clara Ponsatí: "Ella soltó una burrada inmensa diciendo que tal vez la independencia valía una muerte y yo le digo: 'Vaya pasando, empiece e inmólese'. Siempre hemos dicho que nunca vale una muerte, singularizar la muerte es absurdo". Tardà responde a Ponsatí, quien, recordemos, lo que declaró fue que la independencia de Catalunya es tan importante como para valer la vida de una persona, aunque no se mostró, en ningún caso, favorable a la violencia.

Ahora, lo que realmente le quita el sueño a Tardà es la mesa de diálogo por la cual apuesta firmemente: "Si realmente los socialistas quieren pasar de una democracia que tiene muchos déficits a una socialdemocracia, alguien lo tiene que empujar. Creo que el PSC era muy renovador y ahora en estos momentos tendría que ser el abanderado de reconstruir una negociación y no tener miedo de convocar una mesa de diálogo para hablar". Y concluye: "Me inquieta que el PSOE no se atreva a convocar la mesa de diálogo, el vértigo que sienten por el solo hecho de pagar prenda por hacer la primera jugada". Pero a la vez asegura que "Esquerra aguantará mucho".