El mismo día en que el soberanismo se movilizaba en Barcelona para acompañar a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, a declarar ante el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya por el proceso soberanista, en Madrid tenía lugar un acto en recuerdo de los 40 años de retorno a Catalunya del expresident Josep Tarradellas, que ha servido a sus ponentes como símbolo de las relaciones con España. El mensaje ha sido de crítica al Gobierno del Estado, pues mientras a la Transición se hizo un esfuerzo por reconocer la identidad nacional del pueblo catalán, en la actualidad no sería así.
"Fue un gobierno más abierto, dialogante y receptivo que el actual", ha dicho a la consellera de Presidència, Neus Munté, en alusión a que el expresidente Adolfo Suárez aceptara el retorno de la Generalitat como institución de autogobierno. Munté ha afirmado que entonces la Moncloa no se cerró al clamor de las movilizaciones populares y la unidad exhibida por sus representantes, como sí lo estaría haciendo ahora con la judicialización del proceso. "Solución mínima y vergonzante, no somos un problema ni hemos aspirado nunca a serlo", ha denunciado 40 años después. Ha señalado entonces la política como instrumento para dirimir los conflictos y ha lanzado una advertencia al poder central. "Nos gobernamos y nos volveremos a gobernar", ha dicho, reivindicando al expresident como "referente imprescindible" del derecho a decidir, ahora que el ejecutivo catalán avanza en la hoja de ruta hacia el referéndum.
Más sutil, pese a que también en la misma línea, se ha pronunciado el constitucionalista Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón. Este ha recordado a Tarradellas como una persona "honorable, competente y honesta" y ha alabado la recuperación de la Generalitat, "institución gloriosa y secular del pasado". Más tarde ha cargado sutilmente contra el aparato del Estado, porque en los setenta habría sido capaz de reconocer "que se podía integrar la identidad nacional sin disminuir la suya". Por su parte, Catalunya habría querido no separarse el Estado, pudiendo mantener su integridad.
Asimismo, el historidador Joan B. Culla, el abad del Monasteri de Poblet, Octavi Vila, y la directora del archivo de Josep Tarradellas, Montserrat Catalán, han destacado del político catalán su voluntad de "servicio al país", y la forma como siempre habría detectado la importancia de dirigirse directamente al poder de Madrid, "de poder a poder", ha señalado Culla. "Él creía que era imprescindible hablar con el expresidente Suárez para hacer frente a una situación que cada vez se haría más difícil", ha expuesto Catalán, del político que hizo famosa la frase "Catalans, ja sóc aquí".