Con la llegada de la pandemia, las Islas Canarias se han convertido en lo que varias organizaciones de derechos humanos denominan 'islas calabozo' para la detención de inmigrantes. Las ONGs alertan de que, en muchos casos, las condiciones en los diversos centros de detención implementados por el Gobierno no protegen la dignidad ni los derechos fundamentales de los internos.

En particular, el macrocampo de detención de Las Raíces, en la isla de Tenerife, ha protagonizado en las últimas semanas episodios de violencia y malestar entre internos y las fuerzas de seguridad. Ante esta situación, el presidente del Parlamento de Canarias, Gustavo Matos, ha exigido al Gobierno el cierre definitivo del campo, ya que "es una obviedad" que "las condiciones humanitarias no son dignas".

 

Las condiciones en el campamento de Las Raíces en Tenerife / Europa Press

El tapón de Europa

En el 2020, 18.300 personas llegaron a las Islas Canarias, un aumento del 1.019% con respecto al 2019, debido a un cúmulo de factores: el impacto de la Covid, la irrupción de conflictos bélicos, el cierre de otras rutas migratorias y la pérdida de trabajo en países de la África Occidental por los acuerdos de pesca con la Unión Europea.

El cierre de fronteras por razones sanitarias ha forzado a los inmigrantes a emprender rutas más peligrosas hacia Europa, como la de Canarias. En la práctica, esto ha convertido a las islas en un 'tapón' que frena la entrada de migrantes a la Europa continental. De hecho, el pasado diciembre la Comisión Europea pagó 43,2 millones de euros al estado español para "incrementar temporalmente la capacidad de acogida y mejorar las condiciones de recepción, incluida la asistencia sanitaria y la comida", es decir, para contener a los inmigrantes en las islas y evitar su desplazamiento hacia Europa.

En este contexto, la Asamblea de Apoyo a Migrantes de Tenerife y la asociación Iridia denuncian las condiciones inhumanas en los campamentos de detención, las políticas del Ministerio del Interior que violan los derechos humanos y la demonización de las personas migradas.

 

Campamento de Las Raíces en Tenerife / Europa Press

¿Por qué ha aumentado la inmigración?

Tal como informa  Iridia, el Acuerdo de Colaboración para la Pesca Sostenible, pactada entre la UE y el Senegal a finales de 2020, supone un importante beneficio para el estado español, ya que cuenta con 28 de las 45 licencias otorgadas a raíz del pacto.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que mientras los países africanos reciben 400 millones de euros al año gracias a estos acuerdos, podrían ingresar hasta 3.300 millones anuales si ejercieran ellos mismos los derechos de pesca. Además, Senegal posiciona como el caso más flagrante de sobreexplotación pesquera del mundo: la FAO advierte que el 90% de sus recursos pesqueros están agotados o al límite del colapso.

Como consequencia de la explotación europea de este recurso, del cual dependen 600.000 puestos de trabajo al Senegal y el 75% de la proteína animal de su alimentación, muchas familias se ven forzadas a emigrar con el fin de encontrar nuevas maneras para subsistir. Además, según un informe de la Agencia Nacional de Estadística y Demografía del Senegal, un 85% de los hogares ha sufrido una disminución de sus ingresos a consecuencia de la pandemia.

 

Protestas en contra el internamiento de los inmigrantes en La Laguna, Tenerife / Europa Press

La respuesta del Gobierno

En respuesta a este auge, el Gobierno implementó el 'Plan Canarias' a finales del año pasado. Este es un plan que, entre otras medidas, creó una serie de campamentos de retención para los inmigrantes, repartidos entre las islas. En estos macrocentros "nunca vistos antes en España", tal como denuncia la Asamblea de Apoyo en un artículo de la publicación Todo Por Hacer, se dan condiciones que vulneran los derechos humanos.

Uno de los campamentos con más presencia mediática es el de Las Raíces, situado en la zona de La Laguna, en la isla de Tenerife. Este campo de detención al aire libre, que actualmente aloja a unas 1.600 personas, constantemente protagoniza a los titulares de la prensa española, por los disturbios y violencia entre internos y fuerzas de seguridad.

 

Campamento de Las Raíces en Tenerife / Europa Press

A la deriva de la desesperación

Desde la Asamblea de Apoyo, relatan la cruda realidad sufrida por los internos, que emprenden "protestas y huelgas de hambre por culpa de la mala calidad y la escasez de la comida [...] muchos no llegan a poder comer". La desesperación de los internos, que han sufrido una situación traumática en el viaje, y que a veces pierden seres queridos en el camino, no recibe la atención "legal, psicológica, sanitaria y de traducción" adecuada, ya que los servicios se ven "desbordados".

El día a día de los internos que relata a la ONG es muy duro: "La gente duerme en carpas, con poco abrigo, en una de las zonas más frías de la isla." "Las citas para resolver su situación administrativa se hacen esperar meses", añaden. Con respecto a la salud mental de los inmigrantes, la Asamblea denuncia que "hay autolesiones e intentos de suicidio" a causa de la situación, que los "deriva a la desesperación".

El tratamiento del estado español hacia las personas inmigrantes se contradice gravemente con la explotación de recursos africanos de los cuales se benefician. En la práctica, la Unión Europea se aprovecha de la geografía de las Islas Canarias, una de las zonas más pobres de España, y compra la contención de los inmigrantes a cambio de mantenerlos lejos de la Europa continental y de la opinión pública.

Foto principal: protestas en el campamento de Las Raíces en Tenerife / Europa Press