Vox ya ha provocado la primera tensión de la legislatura antes incluso de que esta empiece. Su presidente a nivel español, Santiago Abascal, ha querido hacer acto de presencia el día que se constituye el Parlament para acompañar a los once diputados de su formación que han conseguido un escaño en la cámara catalana.

La presencia del líder de Vox ha requerido de un fuerte dispositivo de seguridad, ya que varios CDR y otras organizaciones antifascistas habían alertado a través de las redes sociales que llegaría. Sin embargo, el fuerte dispositivo no ha impedido que Abascal se haya visto sorprendido en la entrada del Parque de la Ciutadella por un individuo que le ha reprochado el racismo y la xenofobia que promueve su partido.

 

Rápidamente, varios guardaespaldas y alguno que otro fan del líder ultraderechista lo han reducido para impedir que pudiera acercarse. "¡Matadme, va matadme!", ha exclamado el hombre. "¡Es un racista y ya está!", ha añadido. Un seguidor hispano de Vox ha intentado hablar con él, pero este ha respondido contundentemente: "¡No quiero hablar contigo! ¡Defiendes el racismo!".

Foto: Efe

Poco después y sin Abascal, los once diputados del partido ultraespañolista han llegado al edificio, solos y rodeados de periodistas que han inmortalizado la irrupción de la extrema derecha española en la cámara catalana. Abascal no podrá seguir finalmente la sesión desde el Parlament ya que no se ha acreditado.

 

Vox, aislado

Precisamente ayer, los partidos independentistas, los comunes y el PSC se han puesto de acuerdo para arrinconar a Vox en el Parlament. Lo hicieron a través de un decálogo con la intención de aislar a los 11 diputados de extrema derecha en la próxima legislatura.

Bajo el título "Por un Parlament comprometido con la democracia, los derechos y la diversidad", se enmarcan los acuerdos que tendrán que cumplir los 115 diputados que suman las cinco formaciones firmantes. Hace una semana, estos partidos empezaron a trabajar para impedir conjuntamente la presencia de la extrema derecha en la Mesa del Parlament, evitar que prosperen sus iniciativas y combatir activamente los discursos de odio de Vox, entre otras acciones. Los acuerdos no han contado, sin embargo, con el apoyo de Ciudadanos ni del PP.

En diciembre de 2019, cuando se constituyó el Congreso de los Diputados después de las elecciones generales, el cordón sanitario a Vox acabó fracasando. El PSOE, que había estado en conversaciones con Podemos y los independentistas para aislar a los 52 diputados de extrema derecha tal como se ha hecho en Catalunya, acabó prefiriendo asegurarse una vicepresidencia en la Mesa, aunque eso supusiera dejar una vía abierta para que entrara Vox.