Las tensiones internas en el Govern y las diferencias entre JxCat y ERC se están concentrando en la gestión de las medidas contra el coronavirus. Los diferentes departamentos se enfrentan públicamente con propuestas como un nuevo confinamiento de 15 días o un confinamiento de fin de semana, al cual se ha añadido las últimas horas el cierre perimetral. La ausencia del secretario de Salud Pública, Josep Maria Argimon, que hasta ahora había liderado la respuesta desde un punto de vista científico y que actualmente se encuentra ingresado por el Covid-19, ha hecho la situación todavía más compleja. Las propuestas públicas divergentes para combatir la pandemia, cuando no directamente contradictorias, se han convertido en una rutina que dificulta la comprensión de las restricciones que se impone a la población.
El último episodio se ha registrado este martes cuando el conseller de Trabajo, Chakir el Homrani, aseguraba a primera hora en una entrevista en Rac1 que el teletrabajo es obligatorio y que el incumplimiento de esta imposición puede exponer a sanciones. Justo 24 horas antes, la consellera de Presidència, Meritxell Budó, había dicho públicamente lo contrario.
Después de un cruce de reproches entre los departamentos a lo largo de la mañana, en la rueda de prensa del Govern, Budó ha tenido que salir a corregir de nuevo al conseller afirmando que no es obligatorio el teletrabajo, aunque sí es "un deber de las empresas promover y fomentarlo". La consellera ha desmentido también -y con contundencia- que sea necesario un certificado para poder ir a trabajar presencialmente.
Batalla por el toque de queda
La semana pasada el caballo de batalla fue el toque de queda. Los departamentos de Interior y Empresa, en manos de consellers de JxCat, Miquel Sàmper y Ramon Tremosa, defendieron en declaraciones públicas un toque de queda nocturno que facilitara la apertura durante el día de los locales de restauración, mientras desde la conselleria de Salut, en manos de la republicana Alba Vergés, se aseguraba que no habría marcha atrás en el cierre de la hosteleria. Finalmente, se aprobó el toque de queda pero bares y restaurantes continúan cerrados.
Una vez aprobado el toque de queda, tampoco había acuerdo entre los socios de Govern sobre el horario en que se tenía que iniciar el confinamiento nocturno. Interior planteó una propuesta que ponía en marcha el cierre a las once de la noche y así se planteó el viernes en la reunión extraordinaria del Govern y en el encuentro posterior con los grupos parlamentarios aquella misma noche.
No obstante, al día siguiente la consellera de Salut apostó en una entrevista por avanzar la hora a las 10 de la noche. Las declaraciones sobre este tema también se fueron sucediendo en los medios a lo largo del sábado y añadieron más tensión entre los socios. La voluntad de compaginar el toque de queda con el funcionamientos del mundo de la cultura, una conselleria que encabeza JxCat, era en el este caso el punto de fricción.
Seguimos trabajando por|para la #Salut y por|para la #Cultura al lado de todo el sector https://t.co/gQgUG9Q92a
— Àngels Ponsa i Roca ���� (@angelsponsa) October 25, 2020
A la presión para garantizar la actividad cultural, JxCat añadió, de nuevo, los bares y restaurantes que hacen comida para llevar y la necesidad de preservar esta actividad en horario nocturno. Las diferencias internas llegaron al punto que después de la rueda de prensa en que se expusieron las condiciones del toque de queda, aún se añadió una hora más a la apertura de este servicio, que se alargó hasta las 22 horas. Por si había ninguna duda, fue el conseller de Empresa quien se encargó de hacer pública la enmienda.
El reparto de alimentos de la restauración a domicilio se podrá hacer hasta las 22.00 horas con la resolución del Procicat, y no hasta las 21.00 horas.
— Ramon Tremosa �������� (@ramontremosa) October 25, 2020
Evitar generar confusión
Los ejemplos de los enfrentamientos son múltiples, en una situación donde ante el pulso por el liderazgo del Govern desencadenado por la inhabilitación del president, el secretario de Salud Pública había asumido la autoridad en la lucha contra la pandemia como voz cantante del equipo de expertos de Salut. Su ausencia ha dirigido el foco del debate, de nuevo, en cuestiones técnicas para combatir la Covid-19.
Al ser interrogada sobre el cruce de declaraciones y la confusión de mensajes del Govern, la consellera ha admitido este mediodía que el ejecutivo no puede estar satisfecho si ha provocado esta situación, por lo cual ha confesado que será importante reconsiderar la política de comunicación "para intentar evitar generar confusión entre la población".
En cualquier caso, y después del desfile de consellers por los medios de comunicación, en la rueda de prensa del Govern no se ha expuesto ninguna novedad sobre las medidas para combatir la Covid-19.