"En términos de población, localización y PIB, Catalunya tiene mucha oferta". Este es el subtítulo que acompaña un artículo de opinión del economista Hamish McRae al diario británico The Independent titulado "Catalunya puede ser una economía extremadamente exitosa y un estado de la UE", que empieza poniendo de relieve que no es habitual entre los economistas extranjeros opinar sobre la independencia de Catalunya, pero subraya que si lo hace es precisamente porque quiere hacer saber que si "Catalunya se convirtiera en un estado absolutamente independiente, no hay ninguna razón para que no sea una economía extremadamente exitosa".
'Catalonia could be an extremely successful economy and EU member state' https://t.co/xCeWlHEvqP
— The Independent (@Independent) 29 de octubre de 2017
Dicho esto, McRae empieza a enumerar los motivos que lo llevan a afirmar eso. Primero, porque hay "países exitosos que son muy pequeños", como Luxemburgo, que con menos de 600.000 habitantes —Catalunya tiene 7,5 millones— es el "país más rico del mundo" con respecto al Producto Interior Bruto (PIB). Catalunya, sin embargo, se uniría al grupo de países como Irlanda, Noruega, Suecia, Dinamarca y Suiza, unos países que se mueven entre los 5 y 10 millones de habitantes y que "son suficientemente grandes como para ofrecer a sus ciudadanos una gama completa de servicios", pero también "son suficientemente pequeños como para ser socialmente cohesivos".
Pero no sólo su población será un factor de éxito. La localización de Catalunya es un factor clave para su economía, precisamente por sus vecinos como Francia y España, pero también porque tiene mar y dos de los puertos mayores de España: el de Barcelona y el de Tarragona.
Barcelona, capital ostentosa
El tercer factor que hace pensar a este economista que Catalunya puede tener una economía exitosa es que tiene "una base económica establecida", así como que representa más del 20% del PIB de toda España. "Si a tus vecinos les va bien, a menos que los excluyas deliberadamente, también tendrás esta tendencia", asegura McRae, al mismo tiempo que añade que "si fuera [Catalunya] completamente independiente, tendría una de las ciudades capitales más ostentosas de la tierra".
El reconocimiento de marca también se establece como otro elemento imprescindible a la hora de posicionar a nivel internacional. Según este economista, Catalunya tiene y eso "es una ventaja intangible", pero que "puede implementarse para aprovechar otras ventajas económicas", como ha hecho Irlanda, que ha posicionado como "una base para las empresas norteamericanas de alta tecnología que buscan ingresar en el mercado europeo".
De la misma manera que Irlanda, pues, Catalunya "podría ser ágil por sí misma para atraer negocios y, en consecuencia, generar puestos de trabajo". Ahora bien. McRae también quiere dejar bien claro que estas ventajas serán a medio y largo plazo porque "es difícil llegar hasta aquí" y, además, se suma el hecho de que "la interrupción política conduce a la interrupción económica" y eso no será un camino de rosas tal cual lo plantea el gobierno de Mariano Rajoy.
¿Moneda propia?
Ahora bien. Este economista se pregunta qué moneda utilizaría Catalunya y pone de relieve que, seguramente, tendría que utilizar una propia porque, según su opinión, "sería difícil seguir utilizando el euro aunque sea de manera informal".
Pero este no sería un factor perjudicial para la República catalana si finalmente fuera así. Según McRae, "a la larga, una moneda separada podría ser beneficiosa para el país porque la inflexibilidad que el euro ha impuesto en España es una de las razones por las cuales el paro es tan elevado". Llegados a este punto, sin embargo, también vale a decir, siempre basándonos en la opinión del economista en cuestión, que "en los días y meses inmediatos después de la independencia, eso sería mucho perturbador".
El escrito acaba abriendo luz en medio de la oscuridad y asegurando que Catalunya "podría ser bienvenida a la UE si todavía quisiera volver a unirse", pero advierte que este procedimiento podría durar más de una década. Y concluye poniendo de relieve que es normal que ahora los países no la reconozcan como un estado independiente, pero sostiene que si Catalunya continúa sujeta en este camino, "no tendrán ningún otro remedio que aceptar la realidad".