Este martes empieza en la Audiencia Nacional el juicio por los atentados del 17 de agosto del 2017 en Barcelona y Cambrils. Los tres acusados se enfrentan a una petición de pena de entre 8 y 41 años por su vinculación con la célula terrorista. En los atentados murieron 16 personas y 140 más quedaron heridas.
Empieza el juicio de un caso repleto de incógnitas que no se espera que se aclaren en los cerca de dos meses que durarán las vistas. Durante la instrucción se ha rehusado investigar las vinculaciones del imán de Ripoll y su relación con el CNI, a pesar de las peticiones reiteradas de los familiares. Entre los interrogantes hay por qué nadie detectó la célula ni sus intenciones. Nada hace pensar que el juicio ponga luz a todas las preguntas que han surgido durante los últimos 3 años en torno a unos ataques que llegaron en medio de todo el contexto de la lucha independentista. Las amenazas que aparecieron meses antes sobre un hipotético ataque a la Sagrada Familia u otros objetivos turísticos y las alertas que sí que se hicieron públicas y cómo se gestionaron, así como la falta de información que les llegaba a los Mossos d'Esquadra, es el otro hueso duro de roer que se cierne sobre el juicio y que difícilmente se aclarará.
El juicio empieza este martes y está previsto que acabe a mediados de diciembre. Se ha estructurado en semanas con cuatro vistas de lunes a jueves. El juicio empezará con los informes previos, la declaración de los acusados y de los primeros dos testigos de la Fiscalía, dos mossos d'esquadra. El jueves empiezan a declarar las víctimas, entre las cuales, Javier Martínez, el padre del niño de 3 años de Rubí que murió en la Rambla.
A partir del 1 de diciembre empezarán a declarar los peritos de todas las partes para contrastar las pruebas. A partir del 16 de diciembre se harán los informes finales, que todavía no se han agendado, en función de cómo evolucione todo el calendario, y se espera que el juicio pueda quedar visto para sentencia antes de Navidad.
Los acusados
En el banquillo de los acusados se sentarán los únicos tres terroristas que no fueron abatidos por los Mossos d'Esquadra: Mohamed Houli Chemlal, superviviente de la explosión en el chalet de Alcanar; Driss Oukabir, que alquiló presuntamente la furgoneta utilizada en la Rambla; y Said Ben Iazza, quien según las acusaciones supuestamente prestó su documentación y su furgoneta isotérmica para comprar y transportar precursores explosivos.
Para los dos primeros la Fiscalía pide 41 y 36 años de prisión, respectivamente, por los delitos de integración en organización terrorista, fabricación, tenencia y depósito de sustancias explosivas; y conspiración para el delito de estragos terroristas. Y para el tercero, 8 años de prisión por colaboración con la célula.
No se les juzgará por asesinato porque a ninguno de ellos se les ha procesado como responsables de las muertes y de los heridos, pero el tribunal dejó la puerta abierta a que las partes lo plantearan en sus escritos. La Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo piden prisión permanente para Oukabir y Houli Chemlal por 15 presuntos delitos de asesinato terrorista. Para el tercero, solicitan entre 25 y 30 años de prisión.
Entre las acusaciones está el consistorio de Cambrils, que pide prisión permanente para Oukabir y Houli Chemlal; y el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat, que solicitan penas de hasta 95 y 44 años de prisión, bajando a 8 años la reclamada por Ben Iazza por colaboración con organización terrorista.
El imán de Ripoll
El ministerio público en su escrito de acusación provisional afirma que los acusados —en prisión preventiva desde que fueron detenidos hace tres años— se encontraban en el "entorno" del imán de Ripoll Abdelbaki es Satty, que murió un día antes en la explosión de una vivienda en Alcanar donde se preparaban los explosivos para atentar en Barcelona.
Señala que el acusado Mohammad Houli Chemlal, que resultó herido por la explosión de Alcanar, y para quien se pide la pena más alta por los delitos de pertenencia a organización terrorista, tenencia, depósito y fabricación de explosivos, y conspiración para cometer estragos terroristas, "formó parte de una célula criminal local seguidora de los postulados de la organización terrorista Estado Islámico reunida en torno a la figura del imán muerto, que lo fue de las comunidades 'El Fath' y 'Annour'" de Ripoll.
En este sentido, añade que "mantenía" con el imán una "buena relación de amistad" y que empezó a mostrar interés por el islam y a asistir también regularmente a la mezquita". El escrito explica que esta relación empezó a través de los "hermanos mayores" miembros de la célula terrorista.
En primer lugar, Youssef Aalla, Younes Abouyaaqoub y Mohamed Hichamy "fueron adoctrinados en el yihadismo radical" por Es Satty en su domicilio de Ripoll, "justificando el uso de la violencia extrema en nombre del islam, transmitiendo este ideario fanático al resto de los miembros", dice la fiscal. Posteriormente, "atrajeron al grupo criminal a los pequeños", Omar Hichamy, Mohammad Houli Chemlal, Said Aalla, Moussa Oukabir y Houssaine Abouyaaqoub.
Los objetivos posibles
"A finales de mayo del 2017 coincidiendo con la fiesta del Ramadán, los mayores convocaron al resto de los miembros del grupo a una reunión en un parque de Ripoll, donde les comunicaron que necesitarían su ayuda para hundir la Sagrada Familia y otros monumentos emblemáticos de la ciudad de Barcelona con explosivos que iban a preparar", concreta la fiscal en su informe.
En el caso de Oukabir, la fiscal solicita 36 años de prisión por los mismos delitos que Houli Chemlal, ya que estaba "plenamente asentado" en la célula terrorista en la cual se integró "a mediados del 2017". Subraya que Driss Oukabir estaba "aislado de su entorno habitual y dispuesto para la consecución de sus fines", lo cual se demuestra con su participación en el "traslado de sustancias explosivas" desde la vivienda del imán hasta Alcanar y con alquiler de furgonetas.
El tercero de ellos, Ben Iazza se enfrenta a la menor petición de pena, 8 años por colaboración con la célula, por prestar a Younes Abouyaqoub una furgoneta que era propiedad de su tío, que utilizaba en su negocio de alimentación, "sabiendo que sería usada para la adquisición y transporte de productos químicos".
El escrito de acusación de Fiscalía también señala que prestó su documentación personal, para ocultar la verdadera identidad del comprador de los productos químicos, "con la finalidad de ayudarlos en la consecución de sus fines de hacerse con los precursores necesarios para la elaboración de sustancias explosivas".
Los hechos
Pasó poco antes de las cinco de la tarde del 17 de agosto del 2017, cuando Younes Abouyaaqoub entraba en la Rambla "a gran velocidad" al volante de una furgoneta alquilada, con la cual zigzagueó "atropellando a las personas que caminaban por allí". Entre los documentos que se encontraron en el vehículo había el pasaporte de Houli Chemlal y el contrato de alquiler a nombre de Oukabir.
Así lo expone el escrito de acusación de la Fiscalía, que relata como hacia la una de la madrugada del día siguiente y después de haber comprado cuchillos y un hacha y haber fabricado falsos cinturones de explosivos, cinco miembros de la célula llegaron al paseo marítimo de Cambrils "atropellando a peatones y agrediendo a las personas que se encontraban a su paso".
Todos fueron abatidos por los Mossos, también Abouyaaqoub el 21 de agosto en el Penedès. Un total de 16 personas murieron en los atentados y 140 resultaron heridas. La fiscal explica cómo se constituyó la célula en torno al imán de Ripoll Abdelbaki es Satty, fallecido en la explosión de Alcanar junto a otro miembro, y quien presuntamente adoctrinó al grupo jóvenes de origen magrebí, algunos hermanos o que se conocían desde niños.
Tres meses antes del ataque, la célula empezó a comprar material para fabricar explosivos, y a finales de mayo, coincidiendo con el Ramadán, tres de ellos convocaron a cinco más, incluido Houli Chemlal, a una reunión en un parque de Ripoll y "les comunicaron que necesitarían su ayuda para hundir la Sagrada Familia y otros monumentos emblemáticos de la ciudad de Barcelona con explosivos que prepararían".
Para eso, añade la fiscal, "se proponían utilizar furgonetas alquiladas cargadas de explosivos junto con bombonas de butano, para conseguir una mayor onda expansiva, así como bombas de tubo rellenas de metralla, como granadas, y chalecos explosivos". En estas fechas, Es Satty efectuó una búsqueda en internet sobre el atentado de Manchester de mayo del 2017 y sobre "cursos de fabricación de explosivos para principiantes".
La Fiscalía relata otras búsquedas sobre "posibles objetivos" como embalses, la Alhambra de Granada, la fiesta de la Tomatina de Bunyol o la Audiencia Nacional; sobre precursores de explosivos, sobre todo el peróxido de acetona, conocido como Madre de Satanás; y partidos de fútbol como el Barça-Manchester United del 27 de julio, o la Supercopa de España entre el Barcelona y el Real Madrid.
El 14 de agosto, según el escrito, la mayoría fue al chalet de Alcanar, incluido Houli Chemlal, donde algunos se dedicaron a la elaboración y fabricación de sustancias explosivas, siguiendo las indicaciones de Es Satty. El 16 de agosto se produjo la explosión de la casa y un día después se perpetró el atentado, que fue reivindicado por el Daesh.