Tolo Moya, el hombre que dirigió la comunicación de Esquerra Republicana hasta que fue apartado y despedido por la dirección del partido, después de estallar públicamente el escándalo de los carteles, asegura que es un "chivo expiatorio". La dirección del partido acordó acusarlo a él y cargarle toda la responsabilidad de la acción de los carteles contra los hermanos Ernest y Pasqual Maragall, algo que él ha negado desde el primer día, con declaraciones y también aportando pruebas ante el partido. Lo ha dicho en una entrevista con Ricard Ustrell, en El Matí de Catalunya Ràdio, donde también ha explicado que ha recogido nuevas pruebas que lo desvinculan totalmente de "la estructura B" del partido y que seguirá su defensa ante los tribunales, ya que no confía en la investigación interna que está llevando a cabo el partido.

El exjefe de comunicación de Esquerra cree que lo han convertido en un chivo expiatorio, cabeza de turco, para evitar que salgan los nombres de las personas que estaban realmente detrás de las campañas orquestadas por la estructura paralela —las conocidas hasta ahora; los carteles del Maragall, el muñeco de Junqueras o los mariachis a Junts—. "Decidieron atacar a un técnico del partido, sin posición política, no conocido, un trabajador del partido, para evitar que salieran los nombres que hay detrás, que habrían hecho mucho daño a Esquerra", ha apuntado. "El problema sería mucho mayor", asegura Tolo Moya, afirmando que se pactó dejarlo caer para evitar mayores males.

Moya lamenta que aún no se ha hecho ninguna investigación a fondo y que se ha cerrado en falso, e incluso fue acusado públicamente por Ernest Maragall, a pesar de no haberlo contrastado. El extécnico del partido no ha hablado con Maragall, aunque él se ha ofrecido, para explicarle cómo funcionaba el aparato que orquestó y financió los carteles contra él y el expresidente. "Lo han engañado mucho", lamenta Moya.

Sin control de "la B"

Tolo Moya ha vuelto a reivindicar que no era quien controlaba esta estructura paralela, que se financiaba, supuestamente, con dinero del partido, para hacer acciones y campañas contra rivales políticos o también contra militantes para rascar votos o presencia en los medios. Aunque Moya, como jefe de comunicación del partido, validó las facturas de la empresa que pagaba la empresa afín al partido a las personas que ejecutaban las acciones, asegura que no sabía qué acciones hacía esta estructura. Pero asegura que nunca participó en la confección del cartel contra los Maragall, y también cree que otros dirigentes del partido no los vieron hasta que aparecieron, defendiendo que el grupo de jóvenes que ejecutaban las órdenes, en algunos casos, iban por su cuenta.

Amenazas desde Esquerra

Quien fue el jefe de comunicación de los republicanos también ha asegurado que ha recibido amenazas desde el partido para evitar que hablara y explicara qué sabía de toda la estructura organizada de manera paralela a la dirección del partido. Durante la conversación en Catalunya Ràdio también ha evitado dar nombres de sus jefes directos en el partido, asegurando que lo han denunciado, acusándolo de las filtraciones. Moya, que se ha llegado a emocionar durante la entrevista, ha explicado que las presiones han sido duras ahora que ha roto el silencio, pero ha advertido: "Imagínate qué habría pasado si hubiera hablado antes".

Moya sigue siendo militante de Esquerra para evitar que se cierre la investigación que se está llevando a cabo y poder aclarar exactamente el papel que tuvo él y poder librarse de las acusaciones que le han lanzado desde la dirección del partido, convirtiéndolo en chivo expiatorio. Igualmente, también asegura que no tiene ningún interés en volver a trabajar en el partido. "Adiós, que les vaya bien", ha sentenciado.

El papel de Tolo Moya en Esquerra

Moya fue despedido acusado de filtrar grabaciones de una reunión de la dirección de Esquerra donde varios altos cargos, en Calàbria, la sede de Esquerra, orquestaron una respuesta como cortafuegos para evitar que los infamantes carteles contra los hermanos Maragall, un ataque de falsa bandera, acabaran impactando contra los dirigentes republicanos. Según Moya, fue entonces cuando se decidió acusarlo de ser el autor de los carteles, un hecho que él ha negado en varias ocasiones, públicamente y también ante el comité ético del partido, que investiga los hechos, aunque se ha cerrado en falso y sin llegar al fondo de la cuestión.

En esta reunión, en febrero de 2024, cuando desde Esquerra se creía que los Mossos podían llegar a saber quién lo había ordenado, se pactaron diversas acciones con la participación del mismo Moya, que ya pensó que acabaría salpicado, pero también Oriol Duran, Sergi Sabrià y Jordi Roig. La filtración de esta reunión desencadenó una guerra abierta contra Moya.

Marta Rovira   Captura de pantalla
Imagen de una de las capturas de pantalla del grupo de Signal de Marta Rovira / ELN

El exjefe de comunicación del partido asegura que él no controlaba la estructura B, la dirección paralela que se encargaba de encargar y financiar las campañas contra rivales políticos y propios militantes, como la de los carteles contra los hermanos Maragall, pero también cuando se enviaron mariachis a la sede de Junts cuando se estaba debatiendo salir del Gobierno de Pere Aragonès o colgando un muñeco de Oriol Junqueras en un puente de Sant Vicenç dels Horts, el municipio del expresidente del partido. Moya participó en grupos de Signal donde se habían decidido acciones, pero ha entregado pruebas a la dirección del partido, donde, según él, se demuestra que no era quien la lideraba o la controlaba, asegurando que eran otros líderes republicanos, como Sergi Sabrià, también cuando ostentaba responsabilidades en el Palau de la Generalitat, quien era el máximo responsable. Cuando estalló el escándalo, Sabrià, a pesar de asegurar ser "inocente", dimitió de viceconsejero del Gobierno.

La batalla por controlar Esquerra

Las informaciones de ayer, con los mensajes que la secretaria general del partido, Marta Rovira, envió a un grupo de Signal, pidiendo sacar provecho de los carteles para "arrancar votos de solidaridad" o reactivar la 'B' para atacar a un dirigente de Junts cuando ya se sabía que esta estructura estaba tras los carteles de los hermanos Maragall, han reabierto la batalla entre las dos candidaturas con más opciones de liderar el partido tras el congreso republicano del próximo mes de noviembre. La secretaria general ha acusado en las últimas horas a la candidatura de Oriol Junqueras de haber filtrado las conversaciones como "guerra sucia" contra ellos. Desde Militància Decidim, la candidatura que aglutina Junqueras, se ha pedido "construir un futuro que nos devuelva el orgullo y la esperanza" y han lamentado "las falsas acusaciones sin evidencias"; lo han hecho en mensajes en Twitter, ahora X, de sus portavoces, entre otros, el exconsejero Bernat Solé, o Ares Tubau, regidora de Rubí.