La visita de Quim Torra y Carles Puigdemont a Cotlliure este mes de agosto no se limitó a un homenaje a la tumba de Antonio Machado. Los dos presidentes aprovecharon el encuentro en la Catalunya Nord para intentar cerrar las carpetas pendientes, entre las cuales, el calendario electoral. Torra quería convocar las elecciones antes de la vista por su inhabilitación en el Tribunal Supremo del 17 de septiembre. Sin embargo, no compartían esta idea ni Puigdemot ni la cúpula de JxCat, en pleno proceso de construcción como partido, que no han escondido la voluntad de retener la agenda, aunque eso comportara que sea el Supremo quien tumbe al president de la Generalitat. O precisamente por esta razón, para que el Supremo acabe inhabilitando a un president de la Generalitat en ejercicio por haber colgado un cartel en el balcón del Palau.
El acuerdo final entre los dos presidents, según fuentes conocedoras de la conversación, pasaba porque Torra -que ya había intentado sin éxito fijar los comicios para el 4 de octubre- asumía no convocar las elecciones, pero, en contrapartida, JxCat aceptaba la remodelación de Govern que el presidente decidiera. La reunión, con paseo incluido ante los fotógrafos, se había completado de manera satisfactoria para todas las partes.
Tensión Torra-Buch
A partir de aquí, el conseller de Interior, Miquel Buch, era una de las carpetas que había sobre de la mesa del despacho del president. Torra no ha escondido las críticas a Interior por la actuación de los Mossos en episodios como la respuesta policial ante las protestas por la sentencia contra los líderes del procés. Tampoco el conseller ha disimulado su descontento por esta situación. De hecho, Buch había dejado claro que no tenía intención de seguir como responsable de Interior este otoño para no tener que assumir, de nuevo sin el apoyo del presidente, a las posibles protestas por el aniversario del 1 de Octubre.
Buch, cuyo trabajo a pesar de la críticas entre sectores independentistas ha recibido una valoración más positiva dentro del departamento, había expresado esta voluntad a muchos interlocutores a los cuales incluso había apuntado la intención de dirigir su actividad hacia el mundo privado. A pesar de todo, el conseller no ha escondido la contrariedad por la forma como Torra le ha cesado del cargo y por el hecho que su cese haya quedado hoy enmarcado en la pugna con el PDeCAT.
Sustituye a Buch, Miquel Sàmper, abogado y presidente del grupo municipal de Junts en la alcaldía de Terrassa, considerado próximo Josep Rull -de hecho, comparte grupo municipal con Meritxell Lluís, esposa de Rull-, pero también a Jordi Turull, lo cual no altera los equilibrios internos en JxCat.
Sàmper, que fue presidente del Consell de l'Advocacia de Catalunya, es además una persona conocida en el mundo soberanista. Su nombre apareció durante el juicio contra los líderes independentistas en el Tribunal Supremo cuando un agente de la Guardia Civil lo acusó de "haber incitado a las masas" durante los registros en la sede de Unipost pocos días antes del referendum.
Revés al PDeCAT
Mientras Torra preparaba la remodelación de su Govern, también ha acabado estallando el conflicto con el PDeCAT e interfiriendo en sus planes. Después del pulso entre JxCat y el PDeCAT por la marca electoral, y después de que el partido de David Bonvehí ha llevado la nueva formación de Puigdemont a los tribunales, el president ha decidido enviar un mensaje a los demócratas. Ha echado del ejecutivo al cargo más importante que conservaba el partido de Bonvehí y una de las dirigentes en quienes más confianza tiene depositada esta formación, la hasta ahora consellera de Empresa, Àngels Chacón. Chacón, de perfil plano y discreto, era una consellera bien aceptada por el sector empresarial, y no aparecía entre los posibles cambios en el ejecutivo.
Por el contrario, la hasta ahora consellera sí figuraba como uno de los nombres con más posibilidades, junto con el alcalde de Igualada, Marc Castells, para encabezar una possible candidatura en solitario del PDeCAT a las elecciones en el Parlament.
Está por ver el efecto que esta decisión tendrá en las ya maltrechas relaciones entre JxCat y PDeCAT. El partido de Bonvehí ha convocado una rueda de prensa para esta tarde después de la reunión de la ejecutiva nacional. De momento, miembros de la cúpula del partido han reclamado "serenidad" antes de hacer ningún pronunciamiento. No obstante, desde el PDeCAT ya se han levantado voces de protesta, como la del alcalde de Igualada, que ha tildado de "inmerecido" el final de Chacón en el Govern.
He tingut l'honor de treballar al costat de l'@angelschacon a Igualada, on la seva gran tasca la va convertir en un actiu polític del país, per la qual cosa fou nomenada consellera del @govern. Com a consellera a @empresacat, ha fet una gestió brillant amb un final inmerescut. pic.twitter.com/VSbnlJZGMz
— Marc Castells 🎗 (@marccastells) September 3, 2020
Sustituye a Chacón, el exeurodiputado del PDeCAT Ramon Tremosa, un habitual de las quinielas a conseller desde que abandonó la política europea. Durante su etapa de eurodiputado y como coordinador de Economía del grupo liberal, Tremosa consiguió desplegar una muy amplia agenda de contactos en Bruselas. Precisamente este tendría que ser uno de los objetivos de su nombramiento, reforzar la voz del Govern de la Generalitat en Europa.
La pieza clave: Borràs
Había, sin embargo, una tercera carpeta sobre la mesa de Torra. De hecho, era la primera. El president no ha escondido en ningún momento la voluntad de volver a situar a su lado como miembro del Govern a Laura Borràs, persona su máxima confianza desde que compartieron despacho en el Parlament junto con Francesc Dalmases.
Su objetivo era situarla de nuevo en Cultura, pero además, con la responsabilidad de portavoz. Borràs tiene el apoyo de Torra para aspirar a la candidatura a la presidencia de la Generalitat por JxCat y esta función le garantizaría la máxima proyección.
No obstante, los planes de Torra han ido chocando con diferentes obstáculos, que finalmente los han hecho descarrilar. De entrada, la respuesta de Turull, que no ha aceptado que una de sus piezas en el Govern, la consellera de Presidencia, Meritxell Budó, perdiera el papel de portavoz. Turull no ha dudado a plantear un pulso al presidente por este tema desde la posición que este siempre le ha otorgado como conseller legítimo de Presidència,
Equilibrios en el Congreso
Además, la marcha de Borràs planteaba una situación muy compleja en Madrid, donde los diputados de JxCat aparecen divididos por la mitad a raíz de la ruptura con el PDeCAT. La ausencia de Borràs habría otorgado mucho más fuerza el diputado y secretario de organización del PDeCAT, Ferran Bel, y JxCat ha visto un riesgo demasiado grande en ceder este espacio a uno de los pesos pesados de la formación demócrata.
Finalmente y después de no conseguir salir adelante con una propuesta alternativa, Torra ha tenido que renunciar a su proyecto. Cultura queda en manos de Àngels Ponsa, también próxima a Josep Rull y Jordi Turull, con lo cual la voces de los presos de Lledoners no sólo queda preservada sino reforzada.
Finalmente, pues, Torra ha hecho su crisis de Govern, a pesar de que no sea la que habría querido, y el Tribunal Supremo será el encargado de sentenciar si corta la cabeza a un president en ejercicio por haber colgado una pancarta en el balcón de la Generalitat.