La operación que ha protagonizado la Guardia Civil este lunes contra los CDR, a los cuales se quiere vincular con delitos de terrorismo, ha marcado el discurso con que el president, Quim Torra, ha abierto a las 11 de la mañana el debate de política general en el Parlament. La intervención, que ya venía condicionada por la expectación ante la respuesta a la sentencia del 1-O o por la causa contra el president por no descolgar los lazos amarillos de la Generalitat, se ha visto finalmente revuelta, cómo ha reconocido el mismo Torra, por unas operaciones policiales que el jefe del ejecutivo catalán ha definido como "hechos gravísimos".
Ha sido en el inicio de un discurso de dos horas, ante el cual el Govern ha querido transmitir una imagen de unidad a pesar de las discrepancias estrategias que separan a los socios. Los diputados de JxCat y ERC se han reunido antes de empezar el pleno en un encuentro conjunto, presidido por Torra y el vicepresident, Pere Aragonès.
"No toleraré nunca que se quiera asociar un movimiento radicalmente democrático con el terrorismo. No lo permitiré nunca. Estamos hartos de amenazas y de que se entre en casa de los catalanes de madrugada", ha advertido Torra en los primeros minutos de su intervención ante el hemiciclo. El president ha lamentado el "silencio clamoroso" de una parte de la sociedad española y del mundo político, con una referencia a la ausencia del partido de Pablo Iglesias - "cuándo más lo necesitamos" .
La respuesta que el Govern prepara a la sentencia del 1-O ha quedado para el final de la intervención, donde ha asegurado que será una respuesta "en positivo". "Acabaremos una etapa y empezaremos otra donde tomaremos la iniciativa", ha asegurado aunque no ha concretado más en qué consistirá esta iniciativa: "Nos toca acordar, avanzar y trazar un horizonte con la ambición colectiva de la libertad".
El president, que ha insistido en que la apuesta por el diálogo no impedirá que el Govern siga ejerciendo todos los derechos que le sean negados, ha acabado la intervención reclamado "toda la ilusión, confianza, coraje y complicidad" para "volver a hacerlo, para conseguir hacer de la política el arte de lo imposible tal como reclamaba Vaclav Havel.
El debate de política general, el segundo de Torra como president no ha despertado el interés mediático que sí había suscitado los últimos meses otros momentos clave en la Cámara catalana. En la tribuna de autoridades, siguen el debate miembros del equipo de Presidència y vicepresidencia y la diputada en el Congreso de JxCat Laura Borràs con el senador Josep Lluís Cleries. No hay expresidente de los Govern o el Parlament, ni otros dirigentes políticos que no formen parte de la Cámara, ni representantes de las entidades independentistas, o de la sociedad civil.
El president ha explicado que antes de conocer la operación policial del lunes contra el independentismo, su intención era aprovechar el discurso con que abre el debate de política general para denunciar que "la democracia española hace aguas"; que la represión política es una práctica normalizada y atizada por parte del mundo político; que se vulnera la presunción de inocencia...
Por esta razón, ha avanzado que la grave crisis institucional en España sobrevolará el debate, ha denunciado "problemas muy graves en la separación de poderes", ha ironizado sobre la incapacidad de la política española para impulsar un gobierno de coalición -"¿quién es que tiene alergia a entenderse con aquel que es diferente?", se ha interrogado- y ha ironizado sobre la afirmación de Pedro Sánchez que no lo dejaría dormir tener a Podemos dentro de su gobierno. "En Catalunya no habríamos dormido durante muchos años", ha remachado.
Torra, que ha insistido en que su obligación es hacer posible aquello que pide la ciudadanía y ha garantizado que así lo hará, ha denunciado que Catalunya sufre un "ahogo político, pero también económico, descarado y nada disimulado".
Ha reprochado que, después de que Pedro Sànchez admitió en Pedralbes que el problema con Catalunya era político y sólo tenía una solución política y no por vías jurídicas, desde Madrid no se ha hecho ninguna propuesta concreta en un año y medio. Se equivocan si se piensan que la ciudadanía de Catalunya es como un rebaño de ovejas. El empoderamiento ciudadano de los catalanes es absoluto", ha advertido.
Ha ironizado con el hecho que después de las prisas que mostró el TSJC para convocar el juicio contra él por los lazos amarillos el mismo día del debate de política general -"una carrera llena de irregularidades y errores procesales para poder inhabilitarme cuando antes mejor"-, ahora se haya dejado aquella cita hasta después de las elecciones generales del 10-N.
▶️ #Presdident @QuimTorraiPla: "No permitiré nunca, nunca, que se quiera asociar un movimiento radicalmente democrático con el terrorismo. Nunca. Estamos hartos de amenazas y que se entre a las casas de los catalanes de madrugada" #DPG2019 pic.twitter.com/ljoEHjv9Nb
— Gobierno. Generalidad (@govern) September 25, 2019
La parte central del discurso, como es habitual, se ha centrado en desplegar los ejes de la acción de gobierno por capítulos. Ha dedicado especial atención a la denuncia del déficit fiscal que sufre Catalunya que, según ha advertido, hace inviable al país. "Eso es lo que no me deja dormir, donde podría estar el país sin este lastre", ha lamentado.
El president ha insistido en que los datos del 2015-16 mantienen el déficit fiscal en un 8%, lo cual representa 16.000 millones de euros anuales. Asimismo ha denunciado otras deudas pendientes del Estado que lastran la economía catalana como el 3.710 millones pendientes de la disposición adicional tercera del Estatuto y 1.250 millones de financiación de los Mossos.
Necesitamos presupuestos
La denuncia del déficit fiscal ha conducido a Torra a hablar de los presupuestos para apelar directamente "a la responsabilidad de los grupos de la Cámara" para poder aprobar las cuentas. "Os pido: olvidad que volvemos a estar en campaña electoral", ha reclamado subrayando los efectos que tendrá sobre la sociedad catalana el hecho de no poder aprobar las cuentas.
"Necesitamos estos presupuestos. No son los que deseamos. Pero queremos hacer los mejores presupuestos posibles. Por eso, estamos abiertos a mejorarlos con la aportación de todo el mundo", ha garantizado.
En este punto, se ha abierto a hablar de fiscalidad, a pesar de recordar que Catalunya tiene la presión fiscal más alta del Estado español, "más que suficiente" para garantizar los servicios que requieren los ciudadanos. Pero ha admitido que todavía es posible dar un paso más. "No descartamos reformas en algunas figuras impositivas", ha concretado.
Con todo, ha dejado claro que no se puede incrementar impuestos en Catalunya cuando otras comunidades están bajando la presión fiscal y cuando el Estado no ha pagado las deudas con la Generalitat.