La figura del mediador sigue presentándose como el principal escollo para la puesta en marcha de la mesa de diálogo. El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha vuelto a insistir este sábado en la necesidad de que se establezca esta figura, después de que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, defendiera en una entrevista que no hace falta porque ahora el Estado dialoga. Ya el jueves pasado el presidente español, Pedro Sánchez, descartó a un mediador en el diálogo con el Govern y aseguró que la fiscalización de la mesa la harían los "47 millones de españoles".
Sin embargo, este sábado Torra ha insistido, primero a través de las redes sociales y después, en un acto político de JxCat. "Como President del país, yo me atiendo a aquello que mi Parlament, en el Pleno, decide", ha defendido en un tuit, después de que el pasado jueves ERC y la CUP apoyaran una moción de JxCat en la que se exigía "una mediación internacional" para arbitrar la negociación entre gobiernos y para velar por el "cumplimiento de los acuerdos". Los republicanos, sin embargo, ya pidieron durante el debate que eso no fuera una excusa para dinamitar la mesa y el diálogo.
Torra lo exigirá en la primera reunión
Algunas horas más tarde, Torra ha ido un paso más allá y ha anunciado que exigirá a Sánchez que nombre a un mediador cuando se reúna por primera vez la mesa de negociación entre los dos gobiernos. La mesa se tendría que activar este mes de febrero, tal como acordaron Torra y Sánchez el pasado jueves en una reunión en el Palau de la Generalitat, después de que el PSOE se comprometiera con ERC a activar esta vía a cambio de su abstención en la investidura.
A primera hora de la mañana, Colau había asegurado en una entrevista en Catalunya a Ràdio que el debate sobre el mediador surgió "en los momentos más tensos del conflicto", cuando "el Estado no quería hablar" y "todo el mundo buscaba formas imaginativas para que el diálogo se produjera". A pesar de reconocer que Torra tiene "toda la libertad y legitimidad para considerar todas las medidas", ha dicho que ahora hay "un contexto radicalmente diferente", donde ya se ha acordado una mesa de negociación entre ejecutivos.
Con todo, los comunes piden a Torra que no utilize la mesa como "arma electoral", mientras ERC, públicamente, se mantiene en la expectativa.