El acto de toma de posesión de Quim Torra como president de la Generalitat se ha convertido en uno nuevo pulso con el gobierno español y el delegado, Enric Millo, que reclaman hacer oír su voz sobre la organización del acontecimiento y sobre la presencia del Estado. De hecho, aún no se ha anunciado la hora en que se hará el acto, que aunque está previsto para mañana, aún no figura en la agenda del Govern que se ha hecho pública esta noche.
Precisamente, la voluntad del entorno del president de organizar una ceremonia de perfil muy discreto y sin invitados es, entre otras razones, para evitar esta situación. De momento, se sabe que el acto se celebrará mañana, que no estará abierto a la prensa, y que únicamente tendrá acceso los medios públicos para recoger las imágenes. No obstante, todavía no se ha concretado las características de la convocatoria, ni siquiera la hora, y las conversaciones entre las dos partes todavía continúan.
La suspensión del autogobierno sigue vigente a pesar de la investidura del president y el 155 no se levantará hasta que se constituya el nuevo Govern, como ha explicado repetidamente el presidente español, Mariano Rajoy. Hasta entonces continúa vigente la presencia del gobierno del Estado en la Generalitat y la Administración central reclama hacer sentir su voz.
De hecho, tan pronto como fue investido Torra, desde Madrid se hizo saber que el acto de toma de posesión tenía que ser "constitucional" y que así lo vigilaría el Gobierno español.
Puigdemont tomó posesión en un acto en el Salón Sant Jordi, donde la imagen del rey Juan Carlos, acompañado de un joven príncipe Felipe, hace años que está cubierta por una cortina negra. Al frente del acto, junto a Puigdemont y el president saliente, Artur Mas, estaba la presidenta del Parlament, Carme Forcadell. La senyera fue la única bandera presente. El Salón Sant Jordi estaba lleno hasta los topes y la imagen se podía seguir desde otros salones del palau. Aquel día estaban en el saló Sant Jordi el ministro de Interior Jorge Fernández Díaz y la delegada, Maria de los Llanos de Luna. También la plaza Sant Jaume estaba llena de público.
El president prometió el cargo a partir de una fórmula en que no se hizo referencia al rey ni a la Constitución: "Prometeis cumplir lealmente las obligaciones del cargo de president de la Generalitat con fidelidad a la voluntad del pueblo de Catalunya, representado por el Parlament?".
Mas se encargó de colgar en el cuello de Puigdemont la medalla de president, como se ha hecho habitualmente, ante el aplauso de los presentes excepto el ministro y la delegada, entre otros.
Mañana, no habrá invitados y el acto se hará en el Saló Montserrat. Estarán presentes la familia de Torra, el presidente del Parlament, Roger Torrent, y miembros del equipo más próximo al nuevo president. Una de las dudas es quién le pondrá la medalla de president Torra. Este es el momento clave de la ceremonia de toma de posesión y que marca el relevo del president saliente al nuevo president. En este caso, Puigdemont está en Berlín y el mismo Torra ha asegurado que no pararán hasta conseguir restituirlo al frente del Govern. Una de las propuestas que se apuntan es que sea Mas quien asuma la responsabilidad de imponerle la medalla.