Mientras la consellera Elsa Artadi y la ministra Meritxell Batet intentan cerrar la entrevista entre el president Quim Torra y el jefe del ejecutivo español, Pedro Sánchez, el rey Felipe VI ha aterrizado también en la agenda de previsiones del president de la Generalitat. La razón es la inauguración de los Juegos del Mediterráneo que se pondrán en marcha el viernes de la próxima semana en Tarragona.
Aunque la confirmación oficial de la presencia del monarca no ha llegado todavía, se da por hecho que Felipe VI presidirá la inauguración de esta cita deportiva. De hecho, ya ha asumido un claro protagonismo en algunos episodios de la preparación de los Juegos como la constitución del comité de honor.
Tampoco el president ha confirmado su asistencia. Desde el gabinete de Torra aún se está evaluando cuál tiene que ser la respuesta del responsable del ejecutivo catalán. "Se está estudiando. Todas las posibilidades están abiertas", se limitan a asegurar fuentes de la presidencia.
Torra ya envió un mensaje a Felipe VI durante su discurso de investidura en el Parlament cuando, desde la tribuna y después de recordar la represión y los presos políticos que sufre Catalunya, exclamar en castellano "Majestad, así no". Fue exactamente las mismas palabras que había utilizado el 4 de octubre al presidente Carles Puigdemont en su comparecencia posterior al mensaje del Rey con motivo del 1-O, cuando avaló la represión del gobierno contra el referéndum.
La última vez que Felipe VI viajó a Barcelona fue el pasado mes de abril para presidir la entrega de despachos a la última promoción de jueces. Estuvo acompañado por el ministro de Justicia, Rafael Catalá, y sin ningún representante de la Generalitat, suspendida por el 155, pero con un auditorio nada hostil que contó con la presencia entre otros del juez Pablo Llarena.
Fue una visita bien diferente de la del mes de febrero, cuando el monarca presidió la cena de inauguración del Mobile World Congress, también sin presencia del gobierno catalán en pleno 155 y donde el presidente del Parlament, Roger Torrent, a pesar de estar presente evitó aplaudirlo. Las calles en torno al Palau de la Música, donde se celebraba la cena, quedaron blindadas, pero eso no impidió que el monarca oyera el malestar de los independentistas en unas calles vacías donde se hizo sónar el himno de Riego y los gritos a favor de la República.
La cita de Tarragona es la primera que se produce desde que la constitución del ejecutivo catalán ha permitido al president recuperar las riendas del autogobierno, y marcará la respuesta del monarca ante la normalización de la situación, y el tono que quiere imponer Torra a las relaciones a la Corona.
Muchas dudas, pues, para resolver, con la mirada puesta, además, en la siguiente cita catalana que le tocaría a Felipe VI, para la entrega de los premios Princesa de Girona previsto el 28 de junio y para la cual el consistorio gerundense, que lo ha declarado persona non grata, ya le ha hecho saber que no le puede ceder el Auditorio de la Feria. Y, de hecho, la alcaldesa, Marta Madrenas, quiere evitar que se les vuelva a ceder.