El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha publicado un artículo de opinión en el periódico norteamericano The Washington Post donde ha rechazado que el movimiento independentista haya hecho crecer a la extrema derecha en el Estado español.
En el artículo, Torra ha repasado a los resultados electorales de los comicios generales del 28-A y ha indicado que no se siente responsable del aumento de la extrema derecha en Catalunya y en España. Además, ha insistido en que si desde el gobierno del Estado se hubiera reaccionado a las peticiones del Govern, refiriéndose al referéndum de autodeterminación y al diálogo, la extrema derecha no hubiera tenido el "plus" que ha tenido a las elecciones.
"Si España hubiera reaccionado democráticamente a las demandas pacíficas del pueblo catalán, el extremismo español de derecha no habría tenido el aval del sistema político al adoptar sus ideas radicales y antidemocráticas", ha evidenciado. Una situación que se contrasta con los requerimientos de Escocia o Quebec, ha puesto de ejemplo.
Según Torra, la respuesta "violenta" del Estado español contra el procés catalán "pacífico y democrático" dio apoyo al discurso de la extrema derecha que, según ha dicho, antes no se había atrevido a expresarse abiertamente. Los principales partidos españoles han legitimado la idea de que la unidad de España "es más importante que el respeto a la democracia y la justicia".
El presidente ha argumentado estas reflexiones analizando el movimiento independentista desde el año 2010 en Catalunya y la evolución de la derecha en todo el territorio español. A pesar de que el auge de la ultraderecha es un fenómeno global en Europa, Torra ha denunciado que "los partidos políticos españoles señalen a la independencia como culpable de todas las desgracias españolas para absolverse de cualquier responsabilidad por su mal historial y gestión".
El aumento de la extrema derecha en España responde, como ha explicado en la carta, a "divisiones internas y luchas de poder dentro del Partido Popular". Bajo el liderazgo de José María Aznar, la extrema derecha "se sentía bien representada", ha considerado. Un confort que se arrancó con Mariano Rajoy, provocando la separación de líderes y la creación de partidos como Vox, con una "clara admiración al dictador Francisco Franco y los objetivos tradicionales del fascismo español".
Esta crisis de los populares, por el contrario, ha hecho aumentar el movimiento soberanista, ha explicado Torra. La sentencia del Estatuto, en el 2010, fue el punto de inflexión y se fue alimentando hasta la prohibición del referéndum de autodeterminación en el 2017. Dos "golpes a Catalunya", instigados por el PP, ha destacado. El fortalecimiento del independentismo se entiende, además, por el hecho de que durante muchos años, los partidos que han gobernado España han discriminado Catalunya independientemente de sus tendencias políticas y "han sometido Catalunya a una inquietante falta de inversión pública".
El voto extremista, pues, ya existía y no es nuevo. "España no es la aparición de la extrema derecha, sino su fragmentación en tres formaciones diferentes que compiten por este espacio", ha concluido Torra en referencia al Partido Popular, Ciudadanos y Vox.