A lo largo de la legislatura, Roger Torrent ha transitado por la cuerda floja de la desobediencia, entre los reproches de Junts per Catalunya -y a menudo de la CUP- por no plantar cara al TC y las advertencias repetidas del tribunal y de los letrados de la cámara para no pasarse de la raya. Ha sido en el tiempo de descuento de su mandato, con la cámara disuelta, que el presidente del Parlament y el resto de miembros independentistas de la mesa (dos de ERC y dos Junts) han recibido la primera querella de la Fiscalía por desobediencia. Según ha confirmado su equipo, Torrent se ha enterado de la querella por los medios de comunicación.
Cuando se ha hecho pública la noticia, el líder republicano se encontraba en su pueblo, en Sarrià de Ter. De aquí que la primera reacción haya sido a través de su cuenta de Twitter, con un texto que advertía la justicia española que "por mucho que intenten censurar debates no podrán esconder las prácticas corruptas de la monarquía" ni tampoco hacerles renunciar al derecho de autodeterminación. Torrent ha añadido un mensaje a Junts per Catalunya y todos aquellos que han criticado su papel como segunda autoridad del país. "Hemos garantizado que se pueda hablar de todo", ha sentenciado.
El foco de discordia
La manera como reaccionar a los continuos embates del Tribunal Constitucional a las iniciativas de los partidos independentistas para avanzar hacia la República ha sido el gran foco de discordia entre los socios de Govern ya desde desde el principio, especialmente encarnados en Torrent y Josep Costa, el vicepresidente de la cámara, de JxCat. El primer desencuentro fue la no investidura de Carles Puigdemont y el último la retirada del acta de diputado al president Quim Torra una vez la JEC decretó su inhabilitación. De hecho, esta fue la sentencia de muerte de la legislatura. Después de aquello, Torra anunció que su gobierno estaba amortizado.
El motivo de la querella, las propuestas de resolución del pleno que celebró el Parlament para dar respuesta a la sentencia del Tribunal Supremo contra el líderes del 1-O, fue generar también un conflicto entre independentistas. Después de muchas discrepancias sobre cuál tenía que ser la reacción unánime a la condena de Junqueras, Forcadell, Turull, Forn, Rull, Bassa, Romeva, Sànchez y Cuixart, Junts per Catalunya, ERC y la CUP acordaron una propuesta de resolución que reiteraba, en palabras textuales, "tantas veces como lo quieran los diputados y diputadas la defensa del derecho de autodeterminación y la reivindicación de la soberanía del pueblo de Catalunya", así como la reprobación de la monarquía.
Los 3 minutos de la moción de la CUP
En paralelo, las fuerzas independentistas acabaron aceptando y votando afirmativamente a una moción de la CUP que expresaba la "voluntad ejercer de forma concreta el derecho de autodeterminación". La aprobación de aquel texto trajo cola. Torrent optó por adelantar el pleno para fintar el Tribunal Constitucional, que se tenía que reunir el mismo día para suspender la tramitación de la iniciativa. Finalmente, la moción se aprobó tres minutos antes de que los miembros de la mesa recibieran la notificación de suspensión de la misma.
La querella contra Torrent llega en plenas negociaciones entre independentistas y con los comunes por la formación del nuevo gobierno. En las conversaciones ha tomado protagonismo el cargo de presidente del Parlamento. La CUP se ha ofrecido a asumirlo precisamente con el argumento de no rebajar al jefe ante las embestidas del Tribunal Constitucional.