Los frentes que tiene abiertos el flamante presidente del Parlament, Roger Torrent, son múltiples y algunos de ellos de una complejidad más que notable. La imagen de su predecesora, Carme Forcadell, pasando una noche en la prisión e investigada por el Tribunal Supremo bajo la acusación de rebelión es lo bastante esclarecedora de la magnitud del desafío político que debe afrontar.

La primera carpeta que Torrent se ha encontrado sobre la mesa cuando ha llegado a su nuevo despacho es la investidura del president, Carles Puigdemont. Así lo marca la matemática parlamentaria salida del 21-D y también el acuerdo que rubricaron el martes por la noche JuntsxCat y ERC con el cual se va dado por desencallada la composición de la Mesa del Parlament.

El president, que preside una Mesa de mayoría independentista y en la cual no ha entrado finalmente la CUP, ha abierto de manera inmediata los contactos para llevar a cabo las preceptivas reuniones previas a la propuesta de candidato a presidir la Generalitat. Este mismo jueves, además de la primera reunión de la Mesa programada para las 11,30, Torrent tiene previsto empezar los encuentros con el responsable del grupo de los comuns, Xavier Domènech, a las 12.30h, y el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, a las 13h.

Viaje a Bruselas

Fuentes republicanas y de JuntsxCat aseguraban ayer por la noche que todavía no se les había citado. De hecho, desde JuntsxCat se esperaba ayer conocer la voluntad del presidente de la Cámara de desplazarse a Bruselas para reunirse con el jefe del Govern en el exilio.

Puigdemont felicitó a Torrent, tan pronto como se conoció el resultado de la votación que lo proclamaba presidente y antes de que se sentara en su lugar en la Mesa. Fue el conseller Jordi Turull quien le pasó la llamada, tal como captó un fotógrafo de Efe, cuando recibía felicitaciones del resto de diputados en el escaño.

Fuentes republicanas aseguran que, en los próximos días Torrent sólo tiene previsto el contacto vía skype con Puigdemont y que de momento no tiene programado ningún viaje a la capital belga.

Sorpresa por los discurso

También los responsables del grupo de JuntsxCat abordaron por la noche con Puigdemont, desde sus despachos en el Parlament y por vía telemática, el resultado del pleno. Los diputados no escondían ayer una cierta sorpresa por el tono del discurso del nuevo presidente del Parlament. "No ha hecho ni una referencia al 1-O", explicaba un representante de JuntsxCat a modo de ejemplo, precisamente el mismo reproche que le dedicó la CUP desde el atril. El hecho de que incluso el PP haya elogiado la intervención resulta un termómetro lo bastante significativo, para este grupo.

Desde el entorno del nuevo presidente del Parlament, no obstante, se atribuye el tono del discurso a la necesidad de recuperar la normalidad en la Cámara y rebajar tensiones con una intervención de claro perfil institucional y con un potente llamamiento al diálogo.

Voto delegado

Por otra parte, y con la mirada puesta a la investidura, los diputados de Puigdemont hacen una valoración muy positiva del pleno. Consideran que la aceptación del voto delegado de los parlamentarios encarcelados para las votaciones de ayer ha abierto un precedente que avala la condición de "incapacidad legal" más allá de las razones estrictamente de salud que prevé el reglamento. La voluntad de los independentistas es profundizar en esta vía, también a la hora de argumentar la ausencia del candidato.

De hecho, la previsión inicial era no plantear ya ayer el voto delegado, dado que matemáticamente era prescindible una vez los comunes habían garantizado que no apoyarían una presidencia unionista. JuntsxCat se inclinaba por no quemar este cartucho, sin embargo, finalmente decidieron explorar la vía que había señalado al mismo juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena y delante de la cual los letrados del Parlament habían expresado reticencias.

Desde las filas independentistas se atribuye la oposición de Ciutadans a aceptar la delegación del voto en el pleno de hoy a la necesidad de evitar sentar un precedente. 

La constitución del pleno ha puesto ya en marcha el calendario de la investidura. Han empezado a correr los diez días hábiles para la primera votación que fija el Reglamento. Es decir, el 31 de enero como fecha límite.