El peor desastre del siglo en el País Valencià está poniendo en evidencia al Partido Popular. Tanto a su líder, Alberto Núñez Feijóo, como al president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón. Tres días de despropósitos en la gestión y de declaraciones nefastas. El recuento se eleva a más de 150 muertos y la realidad es que mientras Génova, en boca de Feijóo, se ha dedicado a criticar y cuestionar la actuación no solo del Gobierno, sino también de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), la Generalitat Valenciana, que tiene las competencias exclusivas en protección civil, ha llegado tarde a avisar a la población. El presidente valenciano llegó a vaticinar que el temporal amainaría y, a pesar de las alertas de la AEMET y las previsiones meteorológicas, el SMS masivo de alerta llegó cuando las calles ya eran impracticables. La Generalitat Valenciana pedía a la gente que no saliera de casa y los vecinos estaban intentando, justamente, refugiarse de la tormenta que les había asolado mientras estaban trabajando.

El resultado es que tanto Mazón como Feijóo están cuestionados. El primero, por su errática gestión del temporal que podemos resumir en tres puntos negros: la supresión, en noviembre de 2023, de la Unidad Valenciana de Emergencias (que tenía el objetivo de “garantizar la rápida intervención de emergencia”), su errático pronóstico y su nula anticipación. No es menor que, todavía en medio de los efectos del temporal, la ciudadanía valenciana haya convocado una manifestación dentro de una semana para reclamar su dimisión. El segundo, por haber culpado las previsiones de AEMET de las consecuencias del temporal. ¿No se podía prever la catástrofe? Sí se podía. Un ejemplo: el lunes, con la información disponible de la AEMET, la Universitat de València suspendió las clases y los exámenes del día siguiente, evitando así el desplazamiento de 40.000 estudiantes bajo unas condiciones meteorológicas muy adversas. El mismo martes, a las doce del mediodía, se cerró el campus y se envió a todos los trabajadores a casa. Todavía faltaban ocho horas para que Protección Civil enviara la primera alerta.

Y tal fue la salida de tono de Feijóo, que incluso tuvo que irrumpir la AEMET a desmentirlo y a poner las cosas en su sitio. “El impacto de un fenómeno meteorológico depende de la preparación para afrontarlo y de la evaluación y las medidas que adopten las comunidades autónomas”, sostuvo en un comunicado. Y añadió: “La información de AEMET siempre está disponible, automáticamente, no es necesario solicitarla. Los responsables de AEMET у de las confederaciones hidrográficas siempre están a disposición de las autoridades de Protección Civil. Los avisos de AEMET se han sucedido desde el jueves 24 de octubre, con notas informativas y actualizaciones inmediatas desde el martes 29 de octubre”. Una enmienda a la totalidad a las críticas infudadas de Feijóo.

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Feijóo, a las nueve de la mañana: “Al Gobierno no le pediría una mayor colaboración, le pediría alguna colaboración”

Las tres horas críticas comunicativamente para el PP fueron la mañana del jueves, a raíz de la visita del líder de los populares en el Centro de Coordinación Operativo Integrado en l’Eliana. Todavía con el temporal amenazando, Feijóo no aparcó sus continuos reproches a Pedro Sánchez y disparó contra el Gobierno para intentar exculpar la gestión de Carlos Mazón. Pero quedó desacreditado. Por los datos y por su propio compañero de partido. “Yo no tengo ninguna información del Gobierno, nadie me ha informado de nada. He sido yo el que, a través de los presidentes autonómicos, me he tenido que ir informando de lo que ocurría en mi país. En una emergencia nacional, además de humanidad, se necesita colaboración. Al Gobierno no le pediría una mayor colaboración, le pediría alguna colaboración”, afirmó Feijóo delante de Mazón. Arremetía contra la Moncloa.

 

Mazón, a las doce del mediodía: “Presidente Sánchez, gracias por tu cercanía y tu presencia tan rápida y tan adecuada”

Lejos del relato de Feijóo, Carlos Mazón tuvo un tono muy distinto y exhibió más complicidad y sintonía con Pedro Sánchez que con el líder de su partido. Y desacreditó la férrea crítica que el presidente del PP había disparado contra la Moncloa. “Querido presidente, gracias por venir tan pronto y por el contacto desde el principio contigo a través de WhatsApp y con el comité de crisis: esta colaboración y coordinación son fundamentales”, afirmó el jueves el presidente valenciano tras la visita de Pedro Sánchez. “Gracias por tu cercanía y tu presencia tan rápida y tan adecuada”, añadió. Entre las declaraciones antagónicas de Mazón y Feijóo había tres horas de diferencia.

 

Mazón anticipa que “se espera” que a las seis de la tarde “disminuya la intensidad” del temporal

“Según las previsiones, el temporal se desplaza hacia la Serranía de Cuenca en estos momentos. Por lo que se espera que en torno a las 18 horas disminuya su intensidad en todo el resto de la Comunitat Valenciana”. Es la frase que pronunció Carlos Mazón y que lo va a perseguir para siempre. La dijo el martes a las doce del mediodía y lo peor de la DANA estaba todavía por llegar. De hecho, tanto él como la Generalitat Valenciana han intentado eliminar su rastro digital y han suprimido el tuit con el video. Pero en pleno 2024 ha sido imposible. A la misma hora que Carlos Mazón comparecía, la Confederación Hidrográfica del Júcar advertía que habría “barrancos desbordados”, una “crecida considerable” del río Albaida y “grandes acumulados” en la zona del Magro. Y la AEMET avisaba de una “situación de gran adversidad por lluvias torrenciales” y mantenía el nivel máximo rojo.

¿Y qué pasó a partir de las seis de la tarde? Una imagen clara: se vieron grandes riadas y pueblos inundados fruto de fenómenos meteorológicos extremos. La gente quedó atrapada, por ejemplo, en sus coches, en tejados de edificios o en una habitación de casa que próximamente quedaría anegada o tuvo que agarrarse a un árbol para no ser arrastrada por el agua. Finalmente, cuando pasaban más de dos horas de las seis de la tarde (cuando el temporal, según Mazón, tenía que “disminuir” su intensidad), llegó a los teléfonos de la gente el primer mensaje de Protección Civil: “Por las fuertes lluvias y como medida preventiva se debe evitar cualquier tipo de desplazamiento en la provincia de Valencia”. Llegaba muy tarde. Hacía horas que la AEMET advertía de los peligros de la DANA: a las siete y media de la mañana, había anunciado el aviso rojo al litoral sur de València y, media hora más tarde, había recomendado no moverse en coche ante la previsión de lluvias de más de 90 litros por metro cuadrado.

Y a pesar de todas las evidencias, el desajuste de Alberto Núñez Feijóo fue más allá de la crítica a la Moncloa, subió de nivel y se dirigió directamente contra la AEMET, a quien culpó de la tardía respuesta de la Generalitat Valenciana y de la poca capacidad de respuesta del gobierno autonómico. “Un presidente autonómico gestiona en función de la información que recibe, que depende de organismos con competencia exclusiva del Gobierno”, justificó. Una afirmación desmentida por la realidad.

La bandera del PP siempre ha sido la capacidad de gestión (“seremos fascistas, pero sabemos gobernar”, llegó a afirmar en 2021 el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida), pero la catástrofe del País Valencià tiene mucho que ver con la incapacidad de tomar las decisiones adecuadas en el momento oportuno.

Apagada informativa del PSOE y Sumar (después de aprobar el cambio de mayorías en RTVE)

Pero la actuación del PSOE los últimos días no está exenta de reproches. El miércoles por la mañana, poco después de conocerse que la cifra de muertos se elevaba hasta los cincuenta, los socialistas se opusieron a suspender del todo el pleno del Congreso de los Diputados con el objetivo de convalidar el real decreto ley que permitirá que se pueda renovar la cúpula de RTVE sin el concurso del PP. No era imprescindible, porque todavía había tres semanas de margen para convalidarlo en la cámara baja. No era urgente. Pero el PSOE apostó por suspender la sesión de control aduciendo que hacía faltar evitar la confrontación política y quiso aprobar a toda prisa la norma que abrirá la puerta, entre otras cosas, a que Miquel Calçada y Sergi Sol se sientan en el consejo de administración de la televisión pública española.

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El hemiciclo del Congreso, durante el debate del decreto de RTVE / Foto: EFE

La actividad legislativa tenía que continuar “como continúa el trabajo de cualquier trabajador”, argumentó Patxi López. Pero fue una decisión incomprendida por la ciudadanía e incluso por sus socios. De hecho, Compromís abandonó el hemiciclo y no participó ni en el debate ni en la votación. También se ausentaron el PP y Vox en medio de duros reproches contra el PSOE. “No nos podemos apuntar a la hipocresía de suspender el pleno ordinario y automáticamente, sin ningún tipo de escrúpulo, convocar un pleno extraordinario con el único punto del orden del día, el control de la RTVE”, esgrimió Alberto Núñez Feijóo. Y pocas horas después, ya con el vistobueno contrariado del Congreso al decreto de RTVE, tanto el PSOE como Sumar anunciaron que no harían declaraciones políticas durante los tres días de luto oficial decretados por el Gobierno porque era el “momento de estar con las familias de las víctimas de la DANA, arroparlas y apoyar a todas las unidades de rescate”. Eso sí, después de la votación.