El origen de la turbia fortuna de Juan Carlos tiene ramales alrededor del mundo y ahora que se estrecha el cerco sobre el monarca emérito cada día aparecen nuevas informaciones sobre el lodazal monetario que amasó el patriarca Borbón.
Así, tras conocerse ayer que Juan Carlos tuvo hasta 2018 casi 8 millones de euros en una cuenta en Suiza, algo que podría romper el mito de la inviolabilidad del monarca, pues hay indicios delictivos posteriores a su abdicación en junio de 2014, hoy se ha conocido una de sus aventuras en pleno reinado, el ya lejano 2002, en el aún más lejano Kazajistán, una exrepública soviética gobernada por el presidente-dictador Nursultán Nazarbáyev, en el poder hasta 2019.
Según publica hoy eldiario.es citando a un testigo presencial, el exalcalde de Almaty —principal ciudad del país— Victor Khrapunov, Juan Carlos hizo un viaje privado en octubre de 2002 invitado personalmente por Nazarbáyev con el objetivo de participar en una cacería de cabras salvajes. Se trataba de uno de los muchos viajes opacos que hizo Juan Carlos durante su reinado, no incluidos en la agenda oficial y de los cuales no se daban nunca explicaciones hasta que el incidente de Botsuana empezó a destaparlos. La excusa del viaje privado facilitaba la opacidad, pese a que el Estado español movilizaba a su diplomacia para arropar al monarca, incluyendo, en el caso del viaje a Kazajistán, una comida en compañía del entonces embajador español en aquel país, Francisco Pascual de la Parte. Existen fotografías de esa comida, publicadas por eldiario.es.
Caza, alcohol, sauna y chicas de compañía
El viaje incluyó, según el medio citado, varias jornadas de caza, alcohol, sauna y chicas de compañía junto al presidente kazajo, divertimentos entre los cuales el monarca aprovechó para intentar sacar tajada a favor de empresas españolas como Repsol y Talgo.
Con todo, lo más turbio de aquel viaje, siempre según eldiario.es, fueron los maletines que subieron al avión de regreso de Juan Carlos. Khrapunov —autoridad municipal que fue a despedir al monarca— afirma que vio como subían los guardaespaldas de Nazarbáyev con “cuatro o cinco maletines negros y bajaban sin ellos”. Tiempo más tarde Khrapunov tuvo conocimiento de que en esos maletines había cinco millones de dólares en metálico. Quien se lo contó fue ni más ni menos que el entonces yerno del presidente, Rakhat Aliyev, que aseguró que se trataba de una especie de obsequio personal de Nazarbáyev a Juan Carlos, quien, aparentemente, devolvió el favor dos años más tarde, invitando al presidente de Kazajistán a la boda de su hijo, el actual rey Felipe VI, el mismo que aún no ha dicho ni mu sobre los tejemanejes de su padre.