TV3 quiere pasar página de la polémica, pero no para ello está dispuesta a borrar el pasado. El gag en el programa Està Passant de la televisión pública catalana en que aparece la cómica Judit Martin disfrazada de la Virgen de Rocío, hablando en castellano y con acento andaluz en plena Semana Santa, incendió las redes sociales, e incluso el presidente autonómico de Andalucía, Juanma Moreno, lamentó esta "falta de respeto". Pero este viernes, las máximas autoridades del canal han rechazado retirar el gag, todavía disponible al servicio a la carta, y lo han enmarcado dentro de la libertad de expresión.
Así, el director de TV3, Sigfrid Gras, ha asegurado que la intención del sketch no era "herir a nadie", sino que tan solo era una forma de "sátira y humor". "No lo pensemos retirar. Si lo tuviéramos que hacer cada vez que alguien se sintiera herido por un gag, no haríamos otra cosa", ha explicado, durante la sesión de control de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales en el Parlament. Graso ha reconocido que desearía "no tener polémicas" como esta, pero la ha considerado previsible por ser "una televisión tan importante para el país". También se ha escudado recordando que durante el episodio del Està Passant se sorteó el personaje a imitar, y "habría podido salir Judas". Y ha defendido al director del programa, Toni Soler, asegurando que "lleva 17 años haciendo humor y ha demostrado toda la profesionalidad del mundo".
En una línea similar se ha pronunciado la presidenta de la CCMA, Rosa Romà, quien ha subrayado que los medios de comunicación que pilota son de servicio público y, por lo tanto, "plurales y sensibles". El gag en cuestión tan solo se enmarca en un programa de humor y, si bien la sátira "no siempre gusta a todo el mundo", es una muestra de "libertad de expresión". Romà ha aprovechado para recordar que el Consejo del Audiovisual de Catalunya (CAC) ya se pronunció hace diez días con un comunicado emitido por unanimidad en que se ampara el gag dentro de esta categoría, ya que con las expresiones satíricas tan solo se manifiestan la "libre opinión de ideas, creencias o juicios de valor, que se utiliza como instrumento de denuncia y de crítica social", aunque algunos elementos del gag "puedan resultar desafortunados, e incluso hirientes" para los católicos.
El españolismo presiona
El posicionamiento de Sigfrid Gras y Rosa Romà se ha hecho obligado por la presión que han transmitido algunos partidos políticos al Parlament. En interpelaciones directas, la diputada del PSC Rocío García ha lamentado que, a pesar de "poder valorar" que se enmarca en los límites de la libertad de expresión, ha ofendido a mucha gente. "Si queremos ampliar las audiencias de TV3, este no es el camino", ha advertido, insistiendo en la necesidad de una rectificación. El representante de Vox Alberto Tarradas ha sido el más bélico, acusando Toni Soler y Jair Domínguez de ser "bufones de la corte" que hicieron una "exhibición de odio y de supremacismo separatista a los católicos", y ha exigido a la presidenta de la CCMA que los expulse y pida perdón. Por su parte, el diputado de Cs Matías Alonso ha tildado el episodio de "expresión de xenofobia" y "supremacismo cobarde" porque se atacan "gratuitamente" creencias religiosas. "Es un insulto contra los andaluces, también los que viven en Catalunya", ha lanzado, exigiendo la retirada del "gag casposo".