Como está haciendo Facebook e Instagram, Twitter ha decidido analizar el impacto de su aplicación sobre los usuarios. La compañía se ha "sorprendido" al descubrir que su algoritmo potencia los discursos de la derecha. Es decir, que dan más eco a los tuits de los partidos de derechas que a los de centro o de izquierdas. Pero la compañía se escuda en el hecho de que algunos discursos de extrema derecha no son potenciados tanto como los de derecha, y en este saco ha puesto el ejemplo de Vox.
En el saco de las "ideologías extremas" Twitter ha puesto al partido de extrema derecha Vox, ya que España ha sido uno de los países analizados por el estudio. La compañía reconoce que el partido que más favorece el algoritmo de su plataforma es el Partido Popular, una situación que se repite en países como Francia o Alemania. Según su informe los mensajes del PP se amplifican más de un 200%, llegando al 250%.
Los otros mensajes que amplifica el algoritmo de Twitter en el Estado español después de los del PP son los del PSOE, Unidas Podemos, con una amplificación en torno al 150%. En cuarta posición, se encuentran los discursos de Vox, amplificados un 125%. Una cifra muy alta, teniendo en cuenta que la misma plataforma lo considera un partido de "ideología extrema".
La culpa es del algoritmo, nunca de la compañía
Twitter se ha sorprendido de forma naif de saber que su plataforma contribuía a difundir masivamente los mensajes de la derecha y la extrema derecha y arrinconaba los de las izquierdas. Si bien desde todos los espectros ideológicos se le ha reprochado a la plataforma de microblogging más conocida tener un sesgo ideológico, finalmente sabemos hacia qué lado se decanta: la derecha.
Sin embargo, ¿se decanta la compañía? Twitter, como tanto otros del sector, se lava las manos y carga la culpa su algoritmo. Es además, han asegurado abiertamente que no saben "porque se produce este efecto". Una estrategia parecida a la de Youtube, cuando se demostró que era de los amplificadores mayores de los discursos de extrema derecha, influyendo incluso en campañas como la del presidente brasileño Jaïr Bolsonaro.
No somos nosotros, es nuestro algoritmo que es imparable, es una de las excusas más comunes entre las grandes compañías tecnológicas. Entonar el mea culpa secundario señalando que tu tecnología te supera empieza a ser una respuesta que muchos usuarios y legisladores no compran. Entre los casos más famosos donde esta excusa no ha sido suficiente encontramos el de Mark Zuckerberg por los impactos nocivos en la democracia y la vida de sus usuarios de Facebook e Instagram, respectivamente.