La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha sido clara: "El Reino Unido será un tercer país con quien mantendremos una colaboración sin precedentes, este es el inicio de unas excelentes relaciones". El resultado abrumador del partido conservador de Boris Johnson en las elecciones británicas certifica que quieren Brexit. La mayoría ha decidido un camino y su definición hace que la Unión Europea respire tranquila: ahora todo el mundo sabe qué toca hacer. Por eso, desde la Comisión piden que Gran Bretaña se dé prisa en hacer efectiva su salida.

Europa ya pronosticaba vivir enfangada en otro 2020 cargado de incertidumbres y la ratificación por la vía rápida de las elecciones permitirá que salgan del club comunitario el próximo 31 de enero. Todos contentos y con la intención de hacer una salida ordenada. El mismo presidente en funciones del gobierno español, Pedro Sánchez, lo ha especificado después de la reunión en Bruselas: "Para los mercados, lo mejor es salir ordenadamente". Al otro lado, Boris Johnson también se saca de encima la herencia recibida por Theresa May y la dependencia de los unionistas con el norte de Irlanda que tenían hasta ahora.

Después de más de un año de bloqueo en el Parlamento británico, la mayoría de Johnson le da la plena libertad para conseguir un acuerdo con la Unión Europea previamente apoyado por la Cámara de los Comunes. Desde el Consejo Europeo, Charles Michel también ha felicitado a Johnson y ya lo apresura para que se marche: "El Parlamento británico tiene que votar cuanto antes mejor" el acuerdo que sellaron el pasado mes de octubre. Las fechas ya están marcadas y ahora toca establecer qué relaciones tendrán una vez se haga efectivo.

Gran Bretaña y UE: ligadas por el comercio y la seguridad

Las relaciones que la UE y Gran Bretaña puedan tener de ahora en adelante estarán centradas en los vínculos comerciales, "libre de aranceles, cuotas y competencia desleal" y también la cooperación en materia de seguridad siguiendo "los vínculos ya existentes". Por lo tanto, Von der Leyen considera que el camino ya está allanado y tan sólo se trata de marcar las nuevas líneas a seguir. A pesar de las buenas intenciones, las conversaciones se prevén complejas. Johnson se niega a pedir una extensión del periodo de transición y Von der Leyen cree que con tanta prisa es todo un reto: "Tenemos poco tiempo, once meses para negociar no sólo un acuerdo de libre comercio, sino también la educación, el transporte o la pesca".

A pesar de todo, el mensaje es positivo y se acogen al refrán de cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. Consideran que es el inicio "de una relación excelente entre vecinos", sabiendo que también será un duro competidor, como ya advirtió la canciller alemana Angela Merkel.