La ultraderecha ha ganado en Austria por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. El escrutinio casi completo revela como los ultras del Partido de la Libertad (FPÖ) se han impuesto en las elecciones parlamentarias de este domingo con un 28,8% de los votos, cifra que se traduce en 57 de los 183 escaños del Parlamento. Es decir, que tendrán difícil formar gobierno por la negativa del resto de fuerzas a pactar con ellos. Sin embargo, su líder, Herbert Kickl, ha asegurado que "los votantes han hablado" y que el resultado muestra que el país quiere un cambio de rumbo. Kickl y el FPÖ habían centrado la campaña en el discurso contra la inmigración, pidiendo repatriar a parte de los inmigrantes que ya están en el país; contra las medidas que el gobierno aplicó durante la pandemia de la covid-19, y contra la inflación, que es de las más elevadas en la Unión Europea.
Mientras que los ultras han subido casi 13 puntos respecto a los resultados de 2019, los conservadores del Partido Popular (ÖVP) —que lideran el actual gobierno— han perdido 11 puntos y se han quedado en el 26,3%. Sin embargo, el actual líder del ejecutivo, Karl Nehammer, ha insistido este domingo en que mantiene su postura de no pactar con el FPÖ y ha recordado que su formación quiere "solucionar los problemas de la gente, no vivir de ellos". En la misma línea se han manifestado el Partido Socialdemócrata (SPÖ), con un 21,1%, los liberales de NEOS, con un 9,2%, y los Verdes, con un 8,3%.
Una "gran coalición" contra la ultraderecha
La opción de gobierno que parece tomar fuerza es la de una "gran coalición" entre conservadores y socialdemócratas, que suman una ajustada mayoría de 92 escaños. También está la opción de un tripartito con NEOS, que aportaría 18 escaños más. El presidente austríaco, el progresista Alexander van der Bellen, ha afirmado este domingo que durante las próximas semanas consultará a los partidos para ver qué proponen y qué opciones de colaboración existen, antes de encargar la formación de un nuevo gobierno. También ha advertido de que cualquier gobierno debe respetar los principios de la democracia liberal, como la independencia de los medios de comunicación, la separación de poderes, la pertenencia a la UE y los derechos de las minorías. Así, ha recordado que cualquier ejecutivo debe tener mayoría absoluta en el Parlamento, de modo que una formación que no la tenga deberá ganarse el apoyo de otras.
Sea como fuere, se trata del mejor resultado del FPÖ, fundado por nazis. De hecho, aunque las encuestas preveían esta victoria histórica de los ultras, la verdad es que sus resultados están tres puntos por encima de lo que se esperaba. En cambio, el ÖVP ha sufrido su mayor caída electoral y el SPÖ ha rozado su peor resultado.