La Unión Europea ya examina la petición para oficializar el catalán, a raíz del acuerdo de Carles Puigdemont. "El Consejo ha recibido una carta del Gobierno y la examinará", ha dicho a Efe una fuente comunitaria este jueves. Es así que las instituciones europeas han empezado a abordar la solicitud para que tanto el catalán como el vasco y el gallego se conviertan en lenguas oficiales del bloque comunitario, un proceso que puede durar años hasta conseguir el estatus completo (cómo ya le pasó al gaélico).
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La carta del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, pide al Consejo que se incluya la oficialidad del catalán, vasco y gallego en la agenda del próximo Consejo de Asuntos Generales (ahora presidido por España), que se celebrará el próximo 19 de septiembre en Bruselas. Es el día que Junts y el PSOE tienen marcado en el calendario: si la propuesta no se aprueba, no habrá negociación de los independentistas con Pedro Sánchez y no le darán apoyo en la investidura. En este sentido, quede claro que el acuerdo de este jueves no compromete ningún eventual apoyo al candidato socialista: las negociaciones de la Mesa del Congreso y del Gobierno son del todo diferentes.
Incertidumbre con la solicitud de Albares
Es decir, hoy por hoy es incierto hasta qué punto llegará la petición de Albares para la reunión del 19 de septiembre: si aquel día sería objeto de un primer debate político entre los ministros o si ya se produciría una votación. Una votación final que, de hecho, se tendría que superar por unanimidad. En caso de superarse la votación y convertir el catalán, el vasco y el gallego en lenguas oficiales de la UE, la oficialidad supondría traducir a estos idiomas los tratados, la documentación y la legislación que se produzca a partir de ahora —así como todo el patrimonio de los últimos 65 años de proyecto europeo, desde directivas a sanciones pasando por reglamentos o acuerdos interinstitucionales.
Como hemos dicho al principio, la oficialización del catalán, del vasco y del gallego es un proceso que se puede alargar años. Así pasó con el gaélico, cuya oficialidad fue pedida por Irlanda en el 2005. No fue hasta el 2007 que la solicitud fue aprobada, aunque se constató que había un número limitado de traductores y recursos tecnológicos en esta lengua. Entonces, se decidió que no todos los documentos se tradujeran en aquel momento con una derogación temporal especial que caducaba en el 2022. La derogación se empezó a retirar en el 2015 a petición de los irlandeses, a medida que la capacidad de traducción al gaélico en los organismos comunitarios se ha ido incrementando. Desde el año pasado (17 años después de la petición para hacerlo oficial), es una lengua con estatus completo ante las instituciones europeas.