El unionismo se ha apoderado del acto institucional que el Ayuntamiento de Barcelona ha organizado esta mañana en la plaça Catalunya en homenaje a las víctimas de los atentados del 17-A. Ante la petición de las entidades independentistas de no politizar el acto, los asistentes que han acudido con banderas españolas se han encargado de evitar que se repitieran las escenas que se produjeron ahora hace un año cuando Felipe VI y los miembros del Gobierno español fueron recibidos con una intensa bronca en este mismo escenario.
Precisamente, para evitar incidentes ni los Reyes ni el presidente español, Pedro Sánchez, han participado en la ofrenda floral que los familiares de las víctimas han depositado en la Rambla antes de empezar el acto. Tampoco han acudido a la recepción a las víctimas en el ayuntamiento ni las han acompañado en el recorrido entre el consistorio y la Rambla.
Por lo tanto, el president, Quim Torra, el presidente del Parlament, Roger Torrent, y la alcaldesa, Ada Colau, encabezaban la representación política a la ofrenda. Torra iba acompañado de buena parte del Govern y de la esposa del conseller Quim Forn, Laura Masvidal. Al acabar la ofrenda, familiares y políticos han remontado la Rambla hasta la plaça Catalunya en un bus municipal habilitado.
El último en llegar a la cita en la plaza Catalunya ha sido Felipe VI y la reina Letízia. Una vez en la zona de autoridades, han empezado los correspondientes saludos del monarca. Este gesto habitualmente protocolario ha centrado buena parte de la atención de la mañana, dado que Torra formalizó antes del verano la ruptura de relaciones con la Corona y dejó claro que ni invitarían al Rey a ningún acto ni asistirían a citas de la Casa Real.
El Rey y la esposa de Forn
A pesar de todo, el president había anunciado que no tenía intención de negar el saludo al Rey. Y así ha sido. No obstante, después de estrechar la mano al monarca le ha presentado a Laura Masvidal y le ha explicado que era la esposa del conseller de Interior responsable del operativo policial del 17-A, actualmente encarcelado. Felipe VI ha saludado con cara de circunstancias, mientras Masvidal le recordaba que no era ella quien tenía que estar allí, e inmediatamente ha pasado a estrechar la mano al presidente del Parlament, que estaba en su lado.
Costa se niega a saludar a Felipe VI
La tensión institucional constantemente presente entre las autoridades ha provocado episodios como la negativa del vicepresidente del Parlament, Josep Costa, a dar la mano al monarca cuando este se le ha ofrecido.
A pesar de todo, esta vez, el Rey ha podido escuchar gritos de apoyo entre los asistentes, muchos de los cuales ondeaban banderas españolas o se protegían del sol con sombreros e incluso sombrillas con la enseña amarilla y roja. El resto del público reclamaba silencio y respeto a las víctimas cada vez que se levantaban las voces apoyando al monarca. De hecho, el entusiasmo de una parte del público por aclamar al Rey ha provocado alguna disputa verbal.
En contraste con estas manifestaciones de apoyo, el lado montaña de la plaça Catalunya ha recibido al monarca con una gran pancarta con la imagen de Felipe VI boca abajo donde se podía leer que el rey español no es bienvenido en los Países Catalanes.
John Donne
El acto, tras el lema Barcelona, ciudad de paz, no ha tenido parlamentos políticos y ha sido conducido por la periodista Gemma Nierga. Eso no ha impedido que la intervención en catalán de la periodista, que ha recordado que se trataba de un homenaje en recuerdo de las víctimas, provocara protestas de algunos de los asistentes.
Desde el escenario se ha interpretado El Cant dels ocells y se ha leído el texto de John Donne en que proclamaba hace 400 años que cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la tierra. La lectura se ha hecho en catalán, castellano, francés, inglés, portugués, alemán e italiano, las lenguas de las dieciséis víctimas mortales.
Acto seguido, cincuenta alumnos de escuelas municipales han interpretado diferentes piezas. Mientras el acto se desarrollaba, los CDR que se habían concentrado en Drassanes han ido subiendo por la Rambla, sin incidentes.
Una vez ha acabado el acto, el Rey ha abandonado la plaza por el mismo sitio por donde había llegado y se ha marchado, mientras los representantes políticos empezaban la ronda de valoraciones.