Centenares de miles de personas han respondido al llamamiento de Societat Civil Catalana y de los partidos unionistas y han desbordado el centro de Barcelona este domingo. La convocatoria apelaba a "recuperar el seny" y decir "basta" al independentismo. A la hora de la verdad, el cántico más coreado y más repetido ha sido el que han popularizado días atrás los sectores más ultras: "Puigdemont a prisión". Esta vez, después de los acontecimientos de esta semana, algunos han añadido nombres a la lista de deseos: "Y Trapero también".
En respuesta a las grandes movilizaciones independentistas, el unionismo ha querido exhibir músculo con una manifestación que ha arrancado en la plaza de Urquinaona y ha acabado en la Estación de Francia, con el discurso de cierre del escritor peruano y Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. A él se ha sumado una amplia representación de políticos unionistas, que han encabezado la protesta.
Por parte del PP, entre otros, se ha podido ver a la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, el delegado del Gobierno español, Enric Millo, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, o el expresidente balear José Ramón Bauzá. Ciutadans ha acudido con sus líderes en España y Catalunya, Albert Rivera e Inés Arrimadas. El PSC, que ha hecho equilibrios a la hora de llamar a asistir, ha sido representado por el secretario de organización, Salvador Illa.
"Luego diréis que somos cinco o seis", también han gritado en muchas ocasiones los manifestantes unionistas. Las imágenes muestran la mayor manifestación del unionismo a Catalunya. Guerra de cifras: la organización habla de casi un millón de personas, y la Guardia Urbana lo ha rebajado a 350.000. Muchos de los convocantes habían hecho llamamientos a venir desde otros puntos del Estado español a Barcelona. En los alrededores de la concentración se han podido ver muchos autocares venidos de comunidades autónomas vecinas, como el País Valencià o Aragón, pero también desde Madrid.
Entre gritos de "yo también soy catalán" o "el silencio se ha acabado", los centenares de miles de personas que han acudido se han reivindicado como una mayoría silenciosa a quien el Gobierno catalán ignora y margina. Además de Vargas Llosa, que ha denunciado un golpe de estado, también ha intervenido Josep Borrell, expresidente del Parlamento Europeo, que ha rebajado las expectativas de los manifestantes: "A la cárcel sólo va quien dice el juez". En contra de los llamamientos al boicot, también ha pedido consumir cava catalán.
La policía española tuvo un papel protagonista hace una semana y lo ha vuelto a tener este domingo. Ya de camino a la manifestación, los muchos manifestantes que pasaban por delante la delegación del Gobierno español, rumbo Urquinaona, aprovechaban para felicitar y abrazar a los agentes de la Policía Nacional española. En la jefatura de la Vía Layetana, les daban flores. Y cuando el helicóptero del mismo cuerpo policial sobrevolaba varios puntos de la manifestación, lo aplaudían efusivamente. "Esta es nuestra policía", cantaban.
En cambio, los Mossos d'Esquadra, que protegían la seguridad de los concentrados, han sido recibidos a gritos de "traidores" y "basura". El major Josep Lluís Trapero es de los que más ha recibido.
Otro de los cánticos más repetidos es el de "¿dónde está TV3?". Concretamente, la televisión pública catalana estaba conectando constantemente en directo con la manifestación unionista, la más multitudinaria que se ha visto en Catalunya, a distancia de las del 12 de octubre.
Además de los partidos unionistas con representación parlamentaria, otras formaciones y organizaciones ultras y fascistas habían llamado a manifestarse el domingo, como es el caso de Falange, Democracia Nacional o Somatemps. No obstante, no se ha visto mucha simbología franquista. Los mismos convocantes habían ordenado expresamente llevar solo banderas catalanas, españoles y europeas, viendo que podía pasar como en otras concentraciones unionistas. Los mismos ultras habían pedido a través de las redes sociales seguir las instrucciones de la organización. Pero no se ha podido evitar del todo.