Uriel Bertran (Badalona, 1976) tiene experiencia en eso de las listas cívicas. El año 2010 ya impulsó uno de los primeros experimentos electorales de este tipo a través de la candidatura Solidaritat Catalana per la Independència, que, a pesar de todo, no dio los resultados deseados. Y ahora, desde la Assemblea Nacional Catalana, lo vuelve a intentar. El activista es uno de los principales defensores de esta estrategia dentro de la entidad independentista, ganándose incluso duras críticas del sector disidente. Él se intentó reconciliar con un gesto para Jordi Pesarrodona, pero no fue suficiente y el vicepresidente decidió abandonar el cargo igualmente en medio de la dimisión en massa hace ahora unas semanas. Ahora bien, Uriel Bertran se mantiene firme en su posicionamiento. "Cada vez que ha entrado un elemento disruptivo al Parlament, ha habido pasos adelante", defiende. Antes de eso, sin embargo, la ANC tiene una importante cita con Conferencia Nacional del Movimiento Civil Independentista de este fin de semana. ElNacional.cat lo entrevista para saber como ve el contexto actual.
¿Cómo se han vivido estas últimas semanas de crisis interna en la ANC?
Más que una crisis, yo hablaría de una intensidad del debate en clave estratégica. Se ha resuelto con unos compañeros que prefieren trabajar a la ANC, pero desde una posición de socios de bases, y de otros que queremos continuar al Secretariado Nacional porque se nos escogió para hacer una tarea concreta que tenemos que seguir haciendo. Al final, la ANC es el debate más vivo que hay en el independentismo. El debate se ha desarrollado con respeto, con un tono positivo y explicando las posiciones de cada uno.
¿Qué diálogo se dio entre las partes para intentar evitar el estropicio?
Ha habido diálogo. Nosotros proponíamos que todo se hiciera siguiendo los Estatutos internos, porque hay mecanismos para relevar miembros del Comité Permanente. Si ellos consideraban que se tenía que aplicar, estaban en su derecho. Ahora, las personas que seguimos trabajando en el Comité Permanente nos sentimos apoyados por el Secretariado Nacional. Si algún compañero creía que alguien de nosotros tenía que terminar, se podía activar la moción de censura. Pero no lo ha activado nadie.
Los partidos políticos han intentado domesticar a la ANC para hacer más dóciles las bases del independentismo y no cumplir el mandato del 52%
¿Cómo se entienden los reproches al Comité Permanente, pidiendo su renovación, y después no activar la moción de censura?
No lo sé, eso se tiene que preguntar a ellos. Les transmitimos que este mecanismo existía y, si creían que lo tenían que activar, que lo hicieran. También nos habíamos comprometido a hacer una lectura flexible de los Estatutos para que todos los debates se metieran. De hecho, el funcionamiento de la última reunión del Secretariado Nacional fue muy normal y no hubo ninguna queja de nadie. Pero parecía que la decisión de dimitir ya estaba tomada.
¿En qué sentido?
No puedo hablar en nombre de nadie. Me imagino que había unos motivos políticos de fondo, con todo el debate de la lista y como se planteaba. Quiero entender que lo que llevó a esta decisión eran motivos políticos de fondo, porque los aspectos formales ya estaban reconducidos.
Tú rechazaste relevar a Jordi Pesarrodona como vicepresidente en un movimiento que pretendía evitar el estropicio, pero se marchó igualmente. ¿Te sorprendió su decisión?
Yo estoy cómodo en mi tarea en el Secretariado Nacional, y si mi movimiento servía para que las personas que dimitieron pudieran verse mejores reflejados con la voz potente del vicepresidente, y ayudaba a mantener la cohesión interna, yo no tenía ningún problema con no aplicar el acuerdo. Las decisiones ya debieron estar tomadas, porque no causó el efecto que yo esperaba.
¿Cómo va la búsqueda de un nuevo vicepresidente?
Este martes se inició el plazo. Habrá candidaturas, me han llegado mensajes de personas que tienen intención de presentarse. Los procesos son democráticos y que gane lo mejor. Yo ya no me presento porque después de que Jordi Pesarrodona dejara su cargo, el esquema con el cual yo tenía que ser vicepresidente ya no tiene mucho sentido.
¿La crisis interna ha dejado la ANC en su momento más débil?
Al contrario. Solo las organizaciones fuertes y vivas tienen procesos de debate intenso. Las organizaciones muertas son aquellas que viven en paz de cementerio y nadie levanta el dedo. Lo que más me ha sorprendido positivamente es la intensidad que ha tenido desde un punto de vista comunicativo y mediático. Quiere decir que se está muy pendiente de lo que hace la ANC. Es normal porque venimos de un Once de Septiembre con una reacción masiva a la decisión del Govern de no asistir a la manifestación, una protesta contra la reforma del Código Penal porque no se explicaba que se estaba incrementando la represión en el independentismo de base, y la acción con otras entidades contra la cumbre de Pedro Sánchez y Emmanuel Macron. Es esta fuerza la que hace que tenga tanta potencia el debate en torno a la ANC.
Las dimisiones no han debilitado la ANC, solo las organizaciones fuertes y vivas tienen procesos de debate intenso
¿La salida de los críticos refuerza la ANC, entonces?
La ANC por sí sola tiene bastante, con o sin la salida de los críticos. Lo que tiene bastante es la idea de la independencia, y eso hace que no nos debilitamos. Los partidos políticos han intentado domesticar la ANC para hacer más dóciles las bases del independentismo y no cumplir el mandato popular del 52%. Eso siempre ha incomodado. El día que perdamos el buen olfato de estar al lado de la gente, la ANC se debilitará. Por suerte, eso ni pasa ni pasará en los próximos años viendo la composición del Secretariado Nacional, que es libre, formada por personas independientes y con criterio propio.
El objetivo de los críticos es poner en marcha nuevas elecciones internas. ¿Teméis que lo consigan?
Nosotros tenemos mucho trabajo. Tenemos la Conferencia Nacional, el Once de Septiembre, los debates en el territorio sobre la lista cívica, la hoja de ruta de la próxima asamblea general ordinaria, y no estaremos pendientes de si recogen o no las firmas suficientes. Si lo hacen, se activarán los mecanismos previstos. Cualquier socio es libre de dedicar su tiempo a aquello que quiera. Si creen que eso nos acerca a la independencia, que lo hagan.
El principal punto caliente que ha enfrentado las dos partes es la lista cívica. ¿Por qué la defiendes?
Yo defiendo que haya un debate entre las bases del independentismo sobre esta propuesta, para constatar si es una posibilidad atractiva por activar la declaración de independencia en el Parlament o no. Si se hace la lista cívica, tiene que ser con una contundencia que no deje dudas que empieza la segunda fase del procés hacia la independencia. La primera fase se acaba en octubre de 2017, con la incapacidad de la clase política de hacer efectiva la declaración de independencia; la segunda fase tiene que ser la que se reprenda a partir de las próximas elecciones en el Parlament.
Pero los críticos dicen que no habéis permitido el debate sobre este tema.
La posición que ha tenido hasta ahora la ANC ha sido pedir unidades a los partidos, pero eso no ha funcionado. La hoja de ruta aprobada el año pasado explora la posibilidad de un movimiento electoral con base de una agrupación de electores --decenas de miles de ciudadanos organizados-- con el fin de arrastrar los partidos hacia la declaración de independencia, en cambio de rogar para que lo hagan. Es un camino nuevo, que hasta ahora la ANC no había trazado. Hay quien legítimamente dice que tenemos que hacer aquello que ya hemos hecho y que ha fracasado, y de otros proponemos preguntar en las bases del independentismo explorar este nuevo camino. Ahora estamos en pleno debate, y lo haremos de forma tranquila, pausada, y acabará con una consulta a los socios, que tendrán la última palabra.
Solo la ANC puede hacer iniciativas atrevidas como la lista cívica, que es lo equivalente al 'President, ponga las urnas'
Entonces, ¿por qué dicen que no permitís el debate?
No tengo ni idea, porque debate habrá muchísimo. Debate no faltará.
Algunas fuentes de los críticos os acusan a ti y a Dolors Feliu de estar "obsesionados" con la lista cívica.
[Ríe] Quizás es el elemento más vistoso de nuestro mandato, en el sentido de que es transgresor. Pero solo la ANC puede hacer estas iniciativas atrevidas y atrevidas. Es lo equivalente al 'President, ponga las urnas' de Carme Forcadell. Queremos poner diputados en el Parlament y que tengan la prioridad de declarar la independencia. Aunque no saquemos a los 68 diputados para declararla directamente, podríamos condicionar completamente la dinámica del Parlament y bloquearlo hasta que haya un acuerdo. Es un debate apasionante, quizás no obsesivo, pero al lado de eso estamos desarrollando muchas otras iniciativas: este fin de semana tenemos la Conferencia Nacional de la cual tiene que salir un pacto nacional del movimiento civil.
Hablando de la Conferencia Nacional, ¿es una oportunidad para que la ANC se reivindique en medio del ruido que ha generado la crisis interna?
La ANC no tiene la intención de hacer proselitismo de ella misma. Pero sí que queremos un espacio a fin de que el movimiento civil pueda reconocerse, compartir y tener capacitado de actuación unilateral al margen de los partidos para crear condiciones nuevas que acarreen el conjunto de la clase política independentista. Haremos eso con la máxima generosidad: queremos dialogar con las principales organizaciones de la sociedad civil, pero también aquellas más pequeñas que a menudo no se sienten escuchadas y representadas. Y, a partir de aquí, encontrar un camino por volver a las grandes movilizaciones y la gran dinámica que nos llevó al octubre de 2017, para que este segundo procés sea un éxito.
¿La Conferencia Nacional será un revulsivo para impulsar este segundo procés?
Lo que pretende es poner las bases para que haya este revulsivo. Primero queremos reconocer la fuerza que tenemos, como la que demostramos durante la manifestación contra la cumbre hispanofrancesa, pero hace falta que eso tenga una continuación. Y sobre todo preparar el país para la movilización sostenida en la calle en caso de que se active la declaración de independencia, como no se hizo en 2017.
La Conferencia Nacional también ha generado algunas críticas de los disidentes, lamentando que se hayan dejado apartadas las entidades hasta el último momento.
Se las está implicando, tenemos reuniones constantes. Se ha contado con todas las entidades, yo personalmente he sido implicado. También es cierto que todo este ruido que se ha generado no ayuda mucho a visibilizar lo que haremos este sábado. .
En todo caso, habrá una cincuentena de entidades participantes. ¿Ellas están satisfechas con cómo se ha organizado?
Seguro que se habría podido hacer mejor. No sé si están al 100% de acuerdo con cómo se ha hecho, pero se ha hecho con la mejor voluntad. Estamos en un momento inicial, la voluntad no era ir a esta cita con todo escrito y decidido porque queremos escuchar. Este fin de semana tendremos la puesta en común, de la cual tenemos que extraer unas conclusiones que doten de contenido el pacto nacional para poder presentarlas públicamente. En otras palabras, tenemos una hoja en blanco que queremos rellenar a partir de la Conferencia Nacional, y eso será la base del pacto nacional que tenemos que hacer entre todos. La ANC tiene ideas y propuestas, pero antes de escribirlas las queremos consensuar.