Los 8 principales sindicatos franceses y varios colectivos están convocando manifestaciones contra el presidente francés, Emmanuel Macon, coincidiendo con su asistencia el día 19 a la cumbre hispano-francesa organizada en Barcelona, y eso ha abierto a Francia el debate sobre si aquel día existirá un vacío de poder. La protesta será contra la reforma de las pensiones que prepara el gobierno francés, que prevé retrasar la edad de jubilación de los 62 a los 64 años, y endurecer el periodo necesario de cotización.
La jornada se prevé conflictiva y con posibles incidentes y por eso grandes medios como Le Figaro han preguntado al Elíseo si es conveniente que el presidente y la primera ministra, Élisabeth Borne, salgan del país en un día que puede ser complicado. "Consultados este miércoles, ni el Elíseo ni Matignon (sede de la primera ministra) han querido comentar el conflicto de agenda, que podría obligar al presidente de la República y a la primera ministra a seguir la situación francesa desde el extranjero, también en caso de un desbordamiento de las protestas", indica. "Las calles de la capital estarán quizás más llenas que algunos sitios de poder", ironiza incluso el diario. Además de Emmanuel Macron y Élisabeth Borne, se espera en la cumbre hispano-francesa la presencia de una docena de ministros franceses, lo que significa que el poder político francés estará en la cumbre y fuera de Francia. Entre ellos habrá Sébastien Lecornu (Defensa), Éric Dupond-Moretti (Justicia), Olivier Dussopt (Trabajo), Pap Ndiaye (Educación Nacional), y Laurence Boone (Europa).
Además del retraso progresivo de la edad legal de jubilación, la primera ministra ha anunciado que el periodo de cotización para beneficiarse de una pensión completa será de 43 anualidades a partir de 2027, en lugar de la fecha inicialmente prevista del 2035. La previsión es que el proyecto se presente al Consejo de Ministros el 23 de enero. El proyecto de ley se tendría que examinar después en comisión a la Asamblea Nacional a partir del 30 de enero y al pleno a partir del 6 de febrero. Por su parte, el diario Le Monde ha recordado que cada vez que un gobierno de Francia ha intentado reformar las pensiones, "ha topado con huelgas y manifestaciones". "Eso pasó especialmente en 1995, 2010 y 2020. Pero el enfrentamiento, esta vez, toma una dimensión particular, porque no se limita a la cuestión de la financiación de las pensiones", añade. "El resultado del enfrentamiento dependerá del estado de ánimo del país, que se ha vuelto imprevisible. Con el apoyo de los jubilados pero desautorizado por dos tercios de los franceses, que dicen que son hostiles a aumentar la edad de jubilación, Emmanuel Macron corre el riesgo de incendiar el país", advierte sin ambages.
La reforma ha puesto en pie de guerra no solo los sindicatos, sino también a los principales partidos de la oposición, encabezados por la ultraderecha de Marine Le Pen y la izquierda de Jean-Luc Mélenchon. "Nada justifica una reforma tan brutal", ha insistido Laurent Berger, líder de la Confederación Francesa de Trabajadores (CFDT), mientras comparecía ante la prensa junto con otros líderes sindicales. El objetivo del día 19 será, en palabras de Berger, que esta reforma "no entre en vigor" porque es injusta con los trabajadores más precarios y que el "gobierno recule".