Valtònyc ha explicado que pensó "muchas veces" en suicidarse durante el exilio, en una larga entrevista publicada en la nueva revista cultural El Foment. En la conversación, el exrapero Josep Miquel Arenas ha hablado sobre la depresión que sufrió cuando se exilió y la situación límite de que vivió, hasta el punto de plantearse quitarse la vida: "Estuve pensando en suicidarme, de verdad estuve pensando muchas veces en suicidarme". La situación la vincula con sus antecedentes familiares: cuando tenía ocho años dejó a una familia de adopción y creció con su hermana, que era diez años mayor que él. Así, en la primavera de 2018 —cuándo se marchó al exilio— fue "la primera vez" que sintió que no podía salir adelante solo.

Por otra parte, ha agradecido los consejos que le ha dado Lluís Puig: "Nadie me había dicho nunca 'Estás a punto de equivocarte; no hagas eso'. Me fastidié a llorar". Y eso que ha esquivado Preguntado sobre si en esta vida lo último es perder la libertad o la dignidad, ha hecho un llamamiento a "la honestidad". "Tienes que decir desde el principio hasta dónde eres capaz de llegar, no infantilizar a la gente, no tienes que jugar con ellos; porque si tú prometes alguna cosa y no la cumples, la gente se desanima, llegan las desilusiones y la impotencia. Entonces tienes un país devastado. Por lo tanto, las dos cosas son válidas, simplemente hace falta que digas hasta dónde estás dispuesto a llegar. Seguramente, yo hace unos años habría perdido la libertad. Ahora preferiría decir: 'No, hasta aquí'", concluye.

El adiós a la música

Valtònyc volvió del exilio en octubre de 2023, después de cinco años, y decidió terminar de la música. "No es que me haya cansado del Valtònyc personaje, es que me he cansado de quién era hace cinco años, como todo el mundo tendría que hacer. Si tú hoy miras cómo eras hace cinco años y no llegas a la conclusión de que aquella persona de hace cinco años era un gilipollas, es que vas mal", dice. Y añade que ya no puede cantar igual sobre las injusticias sociales: "Al final lo que me ha pasado al vivir en un país europeo más desarrollado que el estado español es que he cogido el ascensor social. Tengo muchas cosas por revisar, pero intento no ser un hipócrita. No quiero rapiñar que la Renfe no funciona si realmente cada día voy en coche. Esta es la realidad. Ahora tengo una buena vida. Tengo un buen trabajo. Me cuesta escribir de las injusticias sociales, porque las conozco, pero no las vivo. Por lo tanto, me gusta más retractarme leyendo Marx, Dostoievski o Gorki que haciendo una canción".

Arenas consiguió un trabajo de programador informático en Bruselas, después de haber trabajado en el Consell de la República. Esta experiencia laboral es la que le permitió reaparecer para denunciar presuntas irregularidades de Toni Comín al frente de la organización.