La prensa, digamos tercerista, en Catalunya se está viniendo arriba, arriba, arriba, durante estos días de la España en tecnicolor de Pedro Sánchez. Qué entusiasmo. Este viernes, La Vanguardia y El Periódico están que no tal con el nuevo gobierno español. Como los familiares del enfermo desahuciado que ven salir al cirujano sonriente del quirófano. Como si abrieras la puerta de casa y te dieras de cara con una amiga querida a la que no ves desde hace un montón.
La señal más clara que love is in the air otra vez es la sincronización de las portadas de los dos diarios grandes del cap i casal:
Para hacértela corta: ambos diarios se han encariñado como en aquellos días felices y autonomistas de la "lluvia de millones" que tanto peix tenían que llevar al cove. Cuando Soraya Sáenz de Santamaría venía a animar Catalunya. Esa prensa también presentaba con aquella alegría los viajes de la vicepresidenta, aquel cortar de cintas, los encuentros en la Delegación del Gobierno.
Todo aquello quedó en mucha ruido y pocas nueces. Pedro Sánchez, sin embargo... ¡Pedro Sánchez sí sabe enamorar!
La gracia de la cosa es que las portadas de este viernes coinciden en una interpretación y no en un hecho. Eso es difícil. No pasa a menudo. Si veinte diarios abren portada con un gran acontecimiento de interés general (unos resultados electorales, por ponerlo fácil), pues aquí paz y después gloria. Nadie se extraña. Ahora bien, si coinciden en titular con una impresión genérica no avalada, justificada ni abonada por ningún hecho/hechos sino que proviene de "fuentes próximas a", etcétera... miau.
Dicho de otra manera: esos diarios tienen la alegría que deciden tener. Porque sí, porque tienen muchas ganas. Probablemente les interesa más contagiártela que justificarla con razones. Tienen tantas ganas que no han querido ni esperar los clásicos cien días, a ver si lo hace bien, mal o cómo. Es el niño a quien el amigo desapernsivo le cuenta que los Reyes son los padres. Primero se enfada, después duda y, finalmente, lo acepta. Con el nuevo gobierno español, que prometer, promete mucho, también puedes escoger qué reacción quieres tener. Pero digámoslo todo: creer en los Reyes no hace ningún daño —pero los Reyes son los padres.