La frontera que separa la Catalunya Norte del Principado al Coll de Banyuls (Rosselló) ya vuelve a estar abierta. Este domingo, un grupo de voluntarios de los dos lados de la frontera ha retirado las piedras que hacía más de un año y medio que bloqueaban la circulación. La prefectura francesa de los Pirineos orientales decidió clausurar la frontera administrativa por el estallido de la pandemia de coronavirus, pero a diferencia de otros, la de Banyuls todavía no se ha restaurado. El motivo, según alegó el ejecutivo de Macron, es el control de tráfico de personas, drogas y la lucha antiterrorista, argumentos que no han convencido a los vecinos y los alcaldes de la zona transfronteriza y que han tildado de "racistas".
Banyuls
Después de meses exigiendo sin éxito la reapertura de la frontera del Coll de Banyuls en la prefectura francesa que administra la zona, los vecinos de ambos lados (la Marenda y el Alto Empordà) han decidido poner fin al problema por su propio pie. Con el fin de derribar las rocas que cerraban el paso, los voluntarios las han ligado con cuerdas y han tirado de ellas hasta hacerlas caer. Después, los vecinos han pintado frases como 'Borramos la frontera' y lemas a favor de los Países Catalanes al suelo. Las imágenes de este esfuerzo colectivo hablan por sí solas:
Francia
Esta no es la primera vez que los vecinos de la Marenda y el Alto Empordà se rebelan contra la frontera. Un centenar de personas se manifestaron a principios de junio en la misma zona. Entonces, la Prefectura de Perpinyà abrió la frontera a petición del alcalde de Banyuls, Jean Michel Soler. La apertura, sin embargo, no duró más de 24 horas: la Prefectura retrocedió y rectificó explicando que se trataba de un "error administrativo". Arran de eso, colocaron piedras de grandes dimensiones con el fin de impedir el paso. Carles Lagresa, el alcalde de Espolla, el último pueblo antes del Coll, trasladó su decepción en esta manifestación y aseguró que no entienden por qué se mantiene cerrado este paso.
Formalmente, Francia argumenta la lucha contra el terrorismo y el tráfico de drogas y personas, pero Lagresa aseguró que estaba "más vigilado" cuando no había la frontera bloqueada. "Antes, cada cierto tiempo pasaba a la policía tanto en un lado como en el otro. Ahora por aquí se puede cruzar con moto o bicicleta y no hay vigilancia", explicó. Por eso, el alcalde pidió que se reabra después de recordar que se trata de un perjuicio por toda la comarca. "Por aquí pasa mucha gente que va a Figueres o a otras localidades. Es un perjuicio importante". Por su parte, el estado francés ha decidido ampliar el cierre de este paso y de dos más en la Cerdanya hasta el 30 de abril de 2022.